Arquivos - Página 14
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v. 1 n. 8 (1924)
LA MORAL DE GUYAU. En este campo de su especulación, Guyau se muestra de un valor moral inflexible para atacar el error y defender lo que estima verdadero. Hay algo de heroico en su acometividad espiritual. Es el caballero del ideal que, sin pensar en los peligros que puedan amargar su vida, se lanza revestido de las mejores armas del verbo contra los dragones del temor del prejuicio y de la hipocresía. Nada le arredra, como amante apasionado, para llegar a la posesión de la verdad desnuda.
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v. 1 n. 7 (1924)
EL MOVIMIENTO DEL 5 DE SEPTIEMBRE. El 5 de Septiembre fué sorprendido el país con la noticia de haber estallado en la capital un movimiento militar encaminado a modificar profundamente la vida política de la nación.
Encabezada por una Junta Militar, en representación del Ejército y de la Marina unidos, se inició ese día una gran revolución pacífica que.— aunque no ha carecido de episodios trágicos como es imposible que deje de ocurrir en acontecimientos semejantes,—ha seguido hasta ahora su desarrollo dentro de líneas admirables sin violencias, sin derramamiento de sangre, mérito que corresponde repartir en verdad por iguales partes entre la prudencia de los militares y la cordura de los civiles.
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v. 1 n. 6 (1924)
LA MUJER CIENCIA. Las alumnas estudiantes de Medicina han querido formar un Centro con el laudable propósito de apoyarse mutuamente, de conocerse entre sí y de progresar en sus estudios; han deseado ser auspiciadas por su Alma Mater, la Universidad, y por el apoyo moral de sus Directores Honorarios entre los cuales se honra el que habla; han pedido que uno de nosotros dé a conocer, ante la opinión, la creación de este Centro y esa es la razón de esta Conferencia. La Facultad de Medicina, que se ha inspirado en crear una extensión universitaria también me autoriza para dirigiros la palabra.
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v. 1 n. 5 (1924)
ALGO SOBRE CAMOENS. SEÑOR Presidente, señoras, señores:Al alborear el siglo diez y seis, dos tendencias bien definidas, y en cierta manera antagónicas, se diseñaban en la poesía portuguesa: la tendencia medioeval, preponderante en los siglos anteriores, y la tendencia clásica, caracterizada por la imitación de las obras de la antigüedad greco-latina.
Durante los siglos doce, trece y catorce, dió vida y explendor a la primera, la influencia, en la lírica portuguesa, de la poesía provenzal, y en la épica, la de las gestas del norte de Francia: al par que la segunda, latente, si se quiere, no fenecida, en aquel largo período, tuvo pocas ocasiones de manifestarse, y sólo vino a dar testimonio de su existencia en la segunda mitad del siglo quince, y mejor aún, en los primeros años del siglo diez y seis, en que se alzó omnipotente, amenazando concluir con su ya entonces desairada rival.
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v. 1 n. 4 (1924)
J. M. GUYAU EL FILÓSOFO-POETA. Después de haber convivido durante algún tiempo con el espíritu de Guyau, que desprende de sus obras, me pongo a escribir este ensayo lleno de veneración hacia él. Es una veneración simpática, cariñosa y dulce la que inspira ese filósofo-poeta, alma atormentada y noble, esforzada, infatigalbe yk doliente, que realizó en su corazón la armonía suprema de la ciencia, de la poesía y el amor. Guyau pertenece por su temperamento a esa escuela llamada por Michelet "humana y sentimental" que principia con Abelardo en el siglo XII y tiene más tarde como representantes a Fenelón y Rousseau.
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v. 1 n. 3 (1924)
MEDITACIONES. Cuando se reflexiona sobre la maravillosa arquitectura del pensamiento griego, célula de donde se ha desarrollado el pensamiento europeo de veinticinco siglos y se pregunta uno por qué sucumbió esa raza en plena juventud, se inclina a buscar la respuesta en su falta de sentido místico.
El pueblo heleno vivió lo que sus dioses. A Sócrates, Platón, Aristóteles, a los poetas como Esquilo, a los artistas como Fidias, la Filosofía y el Arte les salvaron de la Muerte. Mas, la gran masa de los atridas que no pudo elevarse a la visión de un ideal nuevo, superior a las divinidades tradicionales, fué incapaz de impregnar de inmortalidad la arcilla de su carne que se deshizo en polvo en las luchas fratricidas.
No hay conciencia sin tragedia. No hay hombre inteligente que no se haya cerciorado con lágrimas que la dicha es engañosa, que a mayor capacidad para gozar corresponde una mayor potencia para sufrir, que hasta la copa de miel que nos brinda sonriente el amor ilusionado es un lazo que nos tiende el Dolor.
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v. 1 n. 2 (1924)
NOTAS SOBRE MONTAIGE. La Francia del siglo XVI ofrece a los estudiosos un notable conjunto de escritores de raro talento, cuyas obras, apreciadas hoy en todo su valor, constituyen un tesoro precioso para la cultura humana. Al lado de poetas exquisitos como Pedro RONSARD y Francisco MALHERBE florecieron prosistas tan eminentes como Santiago AMYOT, cuya traducción de Plutarco constituye un monumento de erudición y de lenguaje, y Juan CALVINO no menos célebre por su "Institución de la Religión Cristiana", RABELAIS el fraile aventurero, el de la sonora carcajada, el más genial de los satíricos de Europa, es también de esta época. También lo son Clemente MAROT, el poeta de las baladas y traductor de los Salmos, y Pedro LEROI, canónigo de Rouen, autor de la sátira Menipea, que tan honda repercusión política en los tiempos de Enrique IV.
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v. 1 n. 1 (1924)
ATENEA. Después de cinco años de labor, la Universidad de Concepción ha podido realizar el anhelo de dar a la publicidad por lo menos una revista. Hasta este momento, han debido concretarse sus esfuerzos a la enorme tarea de atender al mantenimiento de sus escuelas.
Puede ser que, andando el tiempo, al lado de esta revista de carácter general, nos sea permitido ofrecer otras consagradas a dominios particulares de la ciencia, como es propio de toda verdadera Universidad.
Esta revista, como la Universidad que la sostiene, tratará de servir los intereses de la cultura en todas sus dimensiones. Desde los fundamentales de la industria y de la producción material, hasta los superiores del espíritu y de los valores morales. Desde los de la región, hasta los de la patria toda. Será en este sentido nacionalista; pero nó de un nacionalismo estrecho, sino entendido: <<1.°, como amor al suelo del país y a sus ´pobladores, considerados en cuanto núcleos de fuerzas en potencia, capaces de inmenso desarrollo, y 2.°, como amor a la nación en cuanto unidad de vigor dentro de la solidaridad de la raza y de la humanidad.>>