Archivos - Página 13
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Vol. 8 Núm. 71 (1931)
IMÁGENES DE BUENOS AIRES. Barrio Boedo. Prólogo Brevísimo. Estas líneas no tiene sino un objeto: fijar fuera de mí, antes de que el tiempo los desvanezca definitivamente y de modo que perduren más que mí mismo, los recuerdos de una época de mi vida y de la vida de mi ciudad natal. Esta vida de mi ciudad natal que intento describir, lo sé, sólo una parte ínfima de ella, tal vez la menos importante, quizás la que no interesa a nadie más que a mi corazón. Pero no importa. No trato de hacer peligrar la estabilidad de un concepto histórico ya mineralizado.
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Vol. 7 Núm. 70 (1930)
ENSAYO SOBRE ANDRES GIDE. El prestigio de que goza Andrés Gide en su país es una de las más bellas y más notables manifestaciones de la vida intelectual contemporánea. Se podría haber pensado que algunas de sus tendencias impedirían que la opinión pública le otorgara toda la consideración deseada y le confiriese el título de escritor representativo. Pero esa mezcla de tradición y de europeísmo, de sentimiento conservador y de osadías que encontramos en él, logra vencer todos los obstáculos de tal manera que, hoy en día, en Francia no existe fama literaria menos discutida que la suya. El hecho de que en lo que le concierne la franqueza absoluta de su confesiones creara la soledad en torno suyo, ha quedado sin efecto.
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Vol. 7 Núm. 69 (1930)
PORTALES. La máscara del hombre exterior en Portales era contradictoria, paradojal. Sin embargo,tenía un profundo dominio interior. Sólo así se explica la franqueza con que se entrega en sus cartas. El se decía "Ministro plebeyo"). Pero un alma plebeya, en el sentido de inferioridad moral, de carencia de originalidad, nunca franquea la zona secreta del espíritu. Coloca entre éste y la posteridad o sus amigos, la máscara del disimulo. Está siempre alerta sobre el juicio que a los otros les merezca su actuación en la vida y hasta adoptará actitudes que le favorezcan, como las del enfermo de popularidad ante un fotógrafo. Su corta vida cruzó únicamente días tormentosos, entre guerras y conspiraciones, entre angustias econórnicas y efímeros amores.
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Vol. 7 Núm. 68 (1930)
RECUERDOS DE UN VIAJE A LA HABANA. Salimos de Valparaíso a mediodía de un día de fines de Enero. Las casas claras y cerros del puerto devolvían en música alegre de colores los rayos del sol. El cielo cabrilleaba en el mar y acuchillaba el agua con láminas de oro. Eramos tres amigos: don Juan Antonio lribarren que iba como delegado de la Universidad de Chile al Congreso de Rectores y Decano que se celebraría en La Habana a mediados de Febrero, y don Luis David Cruz Ocampo y yo, delegados de laUniversidad de Concepción al Congreso Internacional de Universidades que tendría lugar con antelación inmediata al anterior en la misma ciudad. Como justa portada de estas notas viajeras me adelanto a decir que los días de íntima compañía que pasé entonces con estos buenos amigos, serán uno de los mejores recuerdos de mi vida.
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Vol. 7 Núm. 67 (1930)
EN CAPILLA. Pocos años antes de su muerte, Federico Gana entregó el cuento que sigue al secretario de redacción de un revista entonces en boga. Este trabajo, por razones variadas, no pudo ver la luz en esa publicación y ha permanecido hasta hoy inédito. Lo damos como un homenaje al autor de Días de Campo, seguros de satisfacer a los numerosos admiradores del escritor desaparecido.
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Vol. 7 Núm. 66 (1930)
PLAZA DE MERCADO. La plaza es grande y cuadrada, con piso de finas piedrezuelas de río. Dos avenidas escriben una X bordeada de árboles en esta pizarra áspera. Las avenidas están soladas de adoquines. En el centro de la plaza hay una pileta de alto chorro, agua que cae diciendo una canción de gotas reidoras. Cuatro faroles montan guardia en torno a la pileta. En cada esquina de la plaza se yergue otro farol. Aun están encendidas las luces y como ya el amanecer se h deslizado hasta la cumbre de la cordillera, estas luces tienen un triste color amarillento. Una ringla de casas anodinas corre a un costado de la plaza, más allá de la calzada y de la acera.
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Vol. 7 Núm. 65 (1930)
INDAGACION DE WALDO FRANK. ¿ Me perdonó Waldo Frank que, rompiendo la camaradería forjada durante su breve permanencia en Lima, le hablara como profesor de la Facultad de Letras el día de su recepción? No lo sé. Pero sí estoy seguro de que comprendió profundamente el valor de la ceremonia y apreció el gesto con que la Facultad lo invitó a su tribuna y le ofreció el doctorado honoris causa. Y sé además que supo aquilatar la manera cómo se juntaron aquella mañana la tradición severa y centenaria de la Universidad, y la esperanza-milenaria, porque arranca de los profetas-palpitante y juvenil de Waldo Frank.
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Vol. 7 Núm. 64 (1930)
LA POSICIÓN DEL ESCRITOR EN LA ACTUALIDAD. Entre los libros alemanes relativos a la gran guerra y que han aparecido en los dos últimos años, traducidos en casi todos los idiomas, Los que teníamos doce años de Ernesto Glaeser es, con Guerra de Ludwig Renn y el célebre Sin novedad en el frente de Remarque, el que ha tenido más éxito. Es necesario hacer notar que, entre los tres, es el de mayores valores literarios y el que nos revela a un escritor de porvenir. Remarque y Rerzn han alcanzado el triunfo porque sus libros correspondían a una tendencia espiritual unánime. Aprovecharon una oportunidad porque; en realidad, sus libros no ofrecen nada realmente nuevo. Glaeser, en cambio, representa una nueva generación que habla y que aun no ha terminado de hablar.
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Vol. 7 Núm. 63 (1930)
JOSE CARLOS MARIATEGUI. Por el año de 1837 Peñalver escribía en El Mundo, diario madrileño, un Mosaico. El día 15 de Febrero del año dicho, la firma de Peñalver apareció al pie de sólo ocho líneas en que se daba cuenta de la muerte de Larra, que se había sucidado dos días antes. Y luego se leía una nota, cuya trágica simplicidad ahorraba todo comentario: Hoy no sabemos ni podemos escribir el Mosaico. Nada más; pero también nada menos. El vuelo de la fantasía roto bruscamente por la muerte del compañero querido. El ocio de la imaginación vuelto al divagar obstinado en torno a una idea fija. La literatura española había perdido un continente entero con la muerte de ese hombre. Llórenle las letras, las ciencias y la amistad-decía Peñalver. Y todavía le lloran porque era irreemplazable.
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Vol. 7 Núm. 62 (1930)
EL DESPERTAR NACIONAL DE LA INDIA Y SUS IMPULSORES. En vísperas del Congreso Nacional hindú (1) , que resolverá en el próximo mes la cuestión de la independencia de la India y de su autonomía o self -government, no deja de ser interesante para el Occidente conocer las fuerzas espirituales que han contribuido a este grande e inesperado despertar de un pueblo al que Europa se obstinaba en creer aletargado en una pasividad secular.
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Vol. 7 Núm. 61 (1930)
¿ESTADOS UNIDOS DE EUROPA?. Los problemas derivados de la gran guerra no son susceptibles de soluciones unilaterales. De este modo se ha visto encadenada a un mismo destino la suerte de los diversos países europeos y se ha logrado poner término a la indiferencia que entre ellos existía, realzándose la necesidad urgente de la unión para alcanzar la resolución de las trascendentales cuestiones que hoy afectan al bienestar del mundo. Esta circunstancia, unida a la ya vieja aspiración de algunos políticos y hombres de Estado que desean reunir los países europeos bajo una sola forma política, ha favorecido la concreción de la fórmula de unidad en los célebres discursós de M. Briand referentes a los Estados Unidos de Europa.
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Vol. 6 Núm. 60 (1929)
ENTREMOS ahora como en un paisaje que tuviera muchas figuras al fondo, algunas apenas esbozadas; rostros que dan un solo ángulo al relente de la luna, eh las historias que cuentan mi abuelo Riolid y don Venancio. Ambos vivieron tiempos bravos: el cólera, la revolución federal. Pasan caudillos y bandidos. Tintinean sobre el pavimento, aferrallan el pavimento, las grandes espuelas del viejo Juan Araujo.
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Vol. 6 Núm. 59 (1929)
POCO después de que Chowbok, cuyo verdadero nombre creo que era Kahabuka, abandonó en las altas montañas a Mr. Higgs, cayó éste en manos de los habitantes de Erewhon, los cuales, sorprendidos por el color blanco de la tez, el azul de los ojos y el tono rubio de los cabellos del extranjero, y siendo además hombres de índole pacífica, no le hicieron daño alguno, limitándose a llevarlo prisionero a la ciudad de Puerto-Frío.
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Vol. 6 Núm. 58 (1929)
ANTES de que estallase la revolución bolchevista, la curiosidad que los españoles demostraban para conocer a los rusos y, viceversa, los rusos para conocer a los españoles, era muy escasa. Separados por el espacio y por la ausencia de cualquier interés común, sea económico, las dos naciones se miraban de lejos con una simpatía indiferente.
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Vol. 6 Núm. 57 (1929)
CADA vez que se estudia, parcialmente, algún aspecto de la literatura mexicana, es costumbre presentar, antes, una síntesis de toda su historia. A rastras se traen los antecedentes de cada género. El discurso no parece completo si no se socavan los rincones más apartados de nuestras letras. Se debe esto al deseo, no confesado, de disimular la pobreza del cuadro.
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Vol. 6 Núm. 56 (1929)
SIEMPRE tuvimos a Oña por un gran majadero. Ahora hemos debido allegarnos a él. Nos hemos acercado con la pesadumbre del navegante que enfila su prora hacia un mar muerto. . . Pero luego comenzó a parecemos que el hombre no carecía de interés. Un verso aquí, otro allá, solían saltar como peces luminosos desde el fondo del estanque letárgico. Allí había algo que vivía.
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Vol. 6 Núm. 55 (1929)
MEDIA hora después volvíamos a Llali.—Los franceses deben estar cerca—dijo mi amigo— si han salido temprano de Santiago. El camino no es malo para autos. Esperamos, sin embargo, toda la tarde sin que apareciesen. A las seis llegó un nuevo telegrama en que desistían del viaje.
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Vol. 6 Núm. 54 (1929)
RECORDAR que en días del pasado Abril cumplió nuestra Universidad diez años de vida y ejecutar la voluntad de un alma bien inspirada, la señorita Rosa de Ambrosy, que en favor de los estudiantes más aprovechados instituyó los premios que llevan el nombre de su hermano Arturo, son los motivos que nos congregan en el acto solemne de hoy. Ambos envuelven suficiente valor para que fueran brillantemente celebrados.
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Vol. 6 Núm. 53 (1929)
HE consagrado mi vida a la reconciliación de los hombres. He tratado de conseguirlo entre los pueblos de Europa y, particularmente, entre los dos grandes hermanos enemigos de Occidente.
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Vol. 6 Núm. 52 (1929)
LA música de Beethoven es hija de las mismas fuerzas de la imperiosa Naturaleza, que acababan de probarse se en el hombre de las Confesiones. Ambos forman la flora de una nueva época.
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Vol. 6 Núm. 51 (1929)
DESPUES de haber deambulado varios días por otras partes de París llegué al Barrio Latino. No he dejado este barrio para una última impresión porque lo estimara menos que otros, sino, al contrario, porque estimándolo sobre todo lo demás de París, he alejado la visita a él con cierta voluptuosidad calculada, reservándomela como un placer de postre y como quien posterga deliberadamente la satisfacción de un deseo para ir alargando la duración del deleite que nos produce.
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Vol. 5 Núm. 10 (1928)
UNA HORA CON EUGENIO D'ORS. En la piscina de un club, en las proximidades de la Plaza de la Concordia, encontré por primera vez al filósofo. Estaba casi desnudo, y nadaba. Obligado a permanecer frecuentemente en París, para seguir, como representante oficial de España, los debates del Instituto de Cooperación Intelectual. Eugenio d'Ors no puede ni quiere permitirse llevar aquí la existencia libre y dispersa de un turista. Consagra toda la mañana a sus trabajos ordinarios. Sin embargo, como conserva en todas partes la costumbre española del almuerzo tardio, le queda aún una buena hora al mediodia para los ejercicios corporales y para ese "placer de desnudarse" que es, en él más que una higiene, casi una moral.
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Vol. 5 Núm. 9 (1928)
ORTEGA Y GASSET EN CHILE. La figura del pensador, crítico y ensayista español José Ortega y Gasset se alza por encima de su generación y domina, desde muy alto, el panorama espíritual de España. Alguien ha dicho en un retrato no bien intencionado, aunque preciso en sus observaciones, que la mentalidad de este escritor es una mentalidad absolutista. Posiblemente. Lo que nosotros podemos afirmar es que, desde su aparición en la vida literaria española, todos los dones han sido para él y él ha asumido todas las responsabilidades.
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Vol. 5 Núm. 8 (1928)
SOBRE EL DIVORCIO. No tengo la intención de divorciarme, como tampoco puedo afirmar que mi matrimonio no sea sumamente feliz. A pesar de ello, y quizás a causa de ella, soy partidario convencido del divorcio. La posibilidad de poder divorciarse es la base de toda felicidad en el matrimonio. Obliga a ambas partes a comportarse constantemente como en los días primaverales del primer amor (me refiero a las atenciones y consideraciones, a aquella conquista diaria del amor). El hombre es un animal de costumbre. Para que la vida matrimonial no se convierta en mero asunto económico o social, es preciso un aliciente: el temor de perder al ser querido, el divorcio.
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Vol. 5 Núm. 7 (1928)
ALGUNOS ASPECTOS HUMANOS DEL DIVORCIO. A mujer víctima de la tiranía de un hombre carece de defensa. La mujer equivocada no tiene salvación. Esto por lo menos ocurre en los países corroídos por los prejucios sometidos al dominio de una moral utilitaria e hipócrita.