ISSN
0718-8595 On-line
La perspectiva que se expande en cuarenta años de enseñanza del arte nos permite realizar un ejercicio de reflexión, a saber cual es la función y necesidad de una escuela de artes en la sociedad contemporánea, en nuestra región, en nuestra ciudad.
En primer lugar arremete el concepto de lo contemporáneo como paradigma necesario para validar un discurso actual y actualizado, tendencia de facto que permite comprobar si aquello que se sostiene corresponde a la “vanguardia” en el sentido original de su definición, es decir al ultimo impulso investigativo que se visualiza en la enseñanza y en la aplicación de estos conocimientos a ejercicios aplicados.
El devenir de toda escuela de arte se soporta por un lado en la tradición de las disciplinas (su fuente histórica) y por otro lado en su despliegue de análisis semióticos (su razón estética), pero además subyace un sistema orgáni- co que escapa a la clasificación cualitativa y cuantitativa de la institución, a decir entonces una substancia que opera como un bajo continuo, subconsciente colectivo que aporta lo fundamental para construir una identidad. En este caso, tendencia o modo de ser de las artes visuales en Concepción, lo que sin vanidad comprendemos al ser la única escuela de artes visuales a nivel superior du- rante estos 40 años. Esta sinergia desplegada rizomaticamente en un crecimiento permanente es el soportado por tantas generaciones de estudiantes que han pasado por aquí, para también sembrar más allá.
Porque a diferencia de otras formas de conocimiento el arte en términos generales pareciera aún exigir lo empírico como una base mínima para hacer de ese conocimiento que, presentado desde lo teórico no da abasto para cubrir la necesidad de la experiencia, o mejor dicho, del deseo de la experiencia.
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