Archivos - Página 3

  • Vol. 14 Núm. 140 (1937)

    Novelas chilenas en Inglaterra.  Una editorial de Londres ha pedido por intermedio de la representación de Chile en Inglaterra, una lista de novelas para elegir entre ellas las más apropiadas y editarlas en inglés, Los editores ingleses han puesto como condición que las novelas incluidas pertenezcan a la producción correspondiente a los últimos quince años. Aunque no comprendemos las razones de esta limitación de tiempo, aplaudimos el hecho por lo que encierra de estímulo para la producción chilena, La traducción de algunas novelas en lengua inglesa constituye un acontecimiento del punto de vista que se le mire y revela que los editores extranjeros comienzan a interesarse por la producción literaria de los países de hispanoamérica.

  • Vol. 14 Núm. 139 (1937)

    La muerte de Unamuno en plena tragedia española ha renovado en los intelectuales de todo el mundo, las expresiones contradictorias acerca de la labor del sabio de Salamanca. La revolución ha desnaturalizado en muchos espíritus la clara concepción para juzgar su obra con independencia total a otros factores. Antes de morir, Unamuno había hecho algunas declaraciones que fueron condenadas por los escritores llamados de izquierda. Pero lo cierto es que Unamuno no puede ser enjuiciado conforme a esas palabras. Era más alto que las contingencias inevitables de una lucha civil y su postura irreductible, su rebeldía continua habían grabado en su obra el sello de un espíritu vigoroso e indomable. La obra unamunesca resistirá mucho más que la de algunos que la guerra misma produzca y mucho más que la de algunos que le han condenado sin examen, guiados sólo por las ráfagas cargadas de pasión de la lucha civil.

  • Vol. 13 Núm. 138 (1936)

    Pirandello comenzó su carrera cuando otros la terminan. A los cuarenta años, había exprimido todo el zumo de la vida vivida en profundidad y este fenómeno debe ser para los escritores de estos países una advertencia de suma importancia. Por lo general, en América el escritor escribe antes de conocer, improvisa con espantable petulancia y suele hacer creer que ha vivido ya lo suficiente para describir o para crear. Pirandello anduvo ausente de sí mismo durante varios años. Era un personaje más de los infinitos que vagan en busca de autor.

  • Vol. 13 Núm. 137 (1936)

    En el Congreso de Escritores de Buenos Aires, celebrado en septiembre, los escritores de todo el mundo aprobaron mociones bien claras de paz. El escritor debe estar al servicio de la paz, tanto como al servicio de la libertad y de la justicia. «Queremos la paz entre los hombres—expresó Romains en su magistral discurso en la sesión de apertura—porque así nos lo han enseñado exactamente las más grandes voces que han hablado sobre la tierra, desde su origen, sin desmentirse jamás; y porque aun faltándonos esa enseñanza, sería suficiente la experiencia para probarnos que todas las guerras entre los hombres dejan en el suelo, además de las víctimas de carne un gran herido que es el espíritu». Había dicho, además Romains que cuando la literatura, por una desviación pasajera se pronuncia contra la libertad, se pronuncia en realidad contra sí misma y no tarda en purgar su falta.

  • Vol. 13 Núm. 136 (1936)

    La muerte de don Julio Vicuña Cifuentes cerró el ciclo de una existencia noble y laboriosa. Cuando dió a la estampa su célebre libro "Cosecha de otoño", en 1920, la crítica de ese tiempo dijo con razón, que el poeta había unido en un admirable consorcio lírico, las graves modulaciones del alma clásica con la inquietud de los renuevos modernistas.

  • Vol. 13 Núm. 135 (1936)

    En diciembre deberá reunirse en Buenos Aires la Conferencia de la Paz convocada por el Presidente Roosevelt. Esperamos que no sea un torneo de oratoria y que de ella habrán de surgir los acuerdos decisivos para impedir que América siga los pasos de Europa. Es favorable la atmósfera, a pesar de que muchos de los países hispanoamericanos han destinado largas partidas de su presupuesto a la compra de armamentos; pero, en todo caso, los puntos más esenciales de la convocatoria podrán, en el curso del debate a que serán sometidos, suscitar ese ambiente de antiarmamentismo que por ahora no presagia sino inquietudes.

  • Vol. 13 Núm. 134 (1936)

    Las insinuaciones hechas para intervenir amistosamente en el sangriento conflicto español, no han encontrado eco. La insinuación de un gobierno americano cayó, como casi siempre ocurre, en el vacío y no fue posible penetrar en ese torbellino de sangre que casi no tiene par en la historia del mundo.

  • Vol. 13 Núm. 133 (1936)

    Macauley escribió una observación profunda sobre España. Parece una sonda lanzada en lo más espeso del carácter español. Al releerla hoy, en el instante en que una feroz contienda civil desangra la vena cordial de ese pueblo se siente un extraño temblor en el espíritu y se diría que el célebre historiador inglés anticipó sus palabras para hacerlas servir a la trágica realidad que vive en estos momentos la tierra de nuestros antepasados.

  • Vol. 13 Núm. 132 (1936)

    Uno de los fenómenos más penosos de la revolución rusa, fue sin duda, el que produjo la persecución de los escritores que no eran gratos al sentido antiburgués de aquella revolución. Gorki estaba entre ellos y uno de los preclaros, Andreieff, hubo de escapar a duras penas, para morir luego en la obscuridad y el abandono. De nada había servido levantar a un plano de grandeza en la creación artística el alma torturada y contradictoria del vagabundo de la estepa o del hombre de las ciudades. Iguales en la veleidad, en la delicadeza y en la brutalidad.

  • Vol. 13 Núm. 131 (1936)

    La muerte de Spengler es, indudablemente, un acontecimiento de gran magnitud. Debemos considerarlo como tal, porque con Spengler, desaparece uno de los más originales poetas de la filosofía de la historia. Cuando publicó su decadencia de occidente, especie de desfile de las culturas hacia el abismo, fueron muchos los pensadores que rebatieron su concepción del fracaso de la civilización de la cual su propio pueblo formaba parte.

  • Vol. 13 Núm. 130 (1936)

    La muerte de un poeta es siempre un suceso lleno de sugestiones. Porque nunca los poetas mueren en la opulencia y siempre se van de la vida con un profundo sabor amargo en los labios. Ese sabor áspero de la ceniza de que se habla con desapacible melancolía en una página del Eclesiastés. Fueron reyes suntuosos, espíritus plenos de miel y de oro, y desaparecen como los mendigos, cubiertos de harapos y abandonados de la fama que tanto les ayudó a creer que eran físicamente inmortales.

  • Vol. 13 Núm. 129 (1936)

    El centenario de Gustavo Adolfo Bécquer no tuvo resonancia alguna en el voluble corazón de esta generación chilena. No creemos que tuviera tampoco resonancia de ninguna especie en el corazón igualmente voluble de otras generaciones americanas. La fecha pasó sin ruido, de puntillas, como temerosa de turbar las horas de desenfreno que vive la juventud. Bécquer ha pasado ya al rincón inevitable del olvido. No fué el hombre de hierro, ni el hombre de las conquistas. No anduvo a trastazos con la política. Recibió una herencia de pobreza y debió batallar como pudo contra un ambiente egoísta y feroz. Nacido en pleno esplendor romántico, fué azotado rudamente por la adversidad. Mientras Larra se partía la frente de un pistolazo, Bécquer irrumpía en la poesía castellana con un acento que no ha tenido par Aquél era la sátira amarga, el desdén ácido, todo lo que en el romanticismo fue desesperación y crítica. Y este era el poeta del amor desesperado. El poeta del amor puro, sin mezcla alguna de elementos extraños al lirismo. Con todo, había en esa naturaleza poética todo lo que da al amor la vida en martirio Bécquer sufrió en carne viva las puntadas terribles de los celos, del dolor y de la rabia. Y por eso, pudo decir: «Si rodando mañana, este veneno—Envenena a su vez, ¿por qué acusarme?— ¿Puedo dar más de lo que a mi me dieron?».

  • Vol. 13 Núm. 128 (1936)

    Se encuentra entre nosotros en jira de estudio el ilustre escritor colombiano Luis López de Mesa, ex Ministro de Educación de su patria y uno de los hombres de pensamiento de más severa formación intelectual de aquel país. López de Mesa ha podido realizar en sus libros, especialmente en como se ha formado la nación colombiana, el viaje de mayor enjundia que puede realizar un escritor, perforando con la sonda de su análisis las realidades históricas de su tierra. Ese libro es el documento de interpretación de Colombia de mayor caudal analítico y el más profundo de los ensayos integrales. Puede seguirse allí la formación de la nacionalidad en la heterogeneidad de sus grupos raciales, tan sugestivos en Nueva Granada, en la evolución del concepto educacional, en la escuela, en la riqueza nacional, en la evolución de las ideas polílicas y constitucionales, en el noble empeño de formar con la cultura, un vasto campo de posibilidades espirituales.

  • Vol. 13 Núm. 127 (1936)

    La muerte de Valle Inclán es una gran pérdida para las letras españolas y americanas. Fué el esteta magnífico y el hombre de recia independencia. Su estilo casi no tiene par en la literatura castellana y los libros que compuso marcan todos ellos nueva sensibilidad en la creación novelesca. Valle Inclán había saturado con una atmósfera llena de misterio el ámbito de la literatura realista de España, comunicándole un soplo en el que zumbaban tan pronto la ironía como las ráfagas sombrías del dolor. Sus SONATAS célebres en la historia del estilo, sus ESPERPENTOS, zumbones y sarcásticos en intención humana, su RUEDO IBERICO en el que aspiró a encerrar toda una etapa de la historia española, son los más resaltantes y bellos documentos de su labor de escritor.

  • Vol. 12 Núm. 126 (1935)

    1935.  En América el año se sepulta sin ruido. Quizás sea mejor. En Europa en cambio, cae abrasado en llamas como un avión. La guerra italo-etíope, eje de toda la alteración de las relaciones entre los países que hicieron juntos la gran jornada civilizadora de 1914... ha acumulado sobre Europa una tensión casi angustiosa. Un horizonte de tormenta, ciñé el contorno del continente de la cultura.

  • Vol. 12 Núm. 125 (1935)

    INQUIETUD EN BRASIL.  Heráclito Lobato, uno de los escritores del Brasil actual, decía en octubre de este año, refiriéndose a la juventud de su país: No es posible quedarnos inactivos a la vera de la encrucijada. Estamos a no dudarlo en el pórtico de un mundo nuevo, de una verdad nueva; pero hay tantos caminos que prometen llevarnos a ella que no sabemos por cual decidirnos.

  • Vol. 12 Núm. 124 (1935)

    HERNÁNDEZ CATA.  Es sin duda práctica excelente de algunos gobiernos de América Hispana la de designar en las misiones diplomáticas a los más prestigiosos intelectuales. Se ha dicho que esta costumbre fué iniciada por la República española; pero lo cierto es que es costumbre antiquísima, abonada por el hecho de que tales misiones tenían además del carácter protocolar, un fino sentido de comprensión y de justicia para el hombre de letras.

  • Vol. 12 Núm. 123 (1935)

    EUROPA ENLOQUECIDA.  Europa no escarmienta. Y es sin duda un triste balance el que ofrece la actualidad del mundo, en esta hora de agresividad extrema, en que parece perdido el control de la paz. ¿Han fracasado los pacifistas que después de 1918, entregaron toda su energía a combatir la guerra? Después de esa fecha, la literatura de guerra alcanzó proporciones nunca vistas. Todo el mercado editorial del mundo, puede decirse estuvo destinado durante varios años a alimentar la avidez de los hombres que pedían nuevos documentos condenatorios de la guerra.

  • Vol. 12 Núm. 122 (1935)

    BARBUSSE.  En el Hospital de Kremlin, a pocos pasos del sarcófago en que reposa Lenin, murió Henry Barbusse. El mismo no lo hubíera creído, aunque en espíritu, el autor de "El Fuego", vivía ya en medio de la revolución rusa.

  • Vol. 12 Núm. 121 (1935)

    EL CENTENARIO DE CARDUCCI.  En estos días se ha celebrado, por cierto que académicamente, el centenario del nacimiento del gran poeta italiano Giouse Carducci. Vale la pena rememorar aquella su airada observación; "Italia no tiene muchos escritores y eso es demostración de que aún le queda una fibra de los antiguos riñones". Ocurría esto en un año de 1800 y tanto. Porque para Carducci era necesario que no hubiera tanto declamador estéril, tanto retorizante hueco y ensoberbecido.

  • Vol. 12 Núm. 120 (1935)

    TREGUA TARDÍA.  Por fin la tregua del Chaco. Tarde, sin duda, porque el acuerdo firmado por los cancilleres en Buenos Aires, el día 12 de junio, pudo ser firmado antes. Antes de la matanza inútil, de la matanza estéril, que mantuvo suspendida sobre América hispana la amenaza de un conflicto continental.

  • Vol. 12 Núm. 119 (1935)

    ¿Y LA PAZ?. Hay una promesa de paz en América. ¿Será ello posible? Las conferencias de Buenos Aires, permiten suponer que por lo menos se logrará hacer cesar el sangriento conflicto del Chacao. Es decir, paralizar las hostilidades mientras los cancilleres discuten en la tranquilidad del Gabinete, las condiciones y las garantías que reclaman cada uno de los beligerantes.

  • Vol. 12 Núm. 118 (1935)

    PERIPECIA DEL ESCRITOR.  También hay un drama del escritor, mal que pese a los que suponen que el escritor es un ser sin dramas, puesto que vive dedicado a forjarlos, o a examinar el drama de los otros. Pero vive suspendido sobre un abismo y es, menos el receptáculo de las inquietudes actuales que el espectador de su propia e inevitable amargura.

  • Vol. 12 Núm. 117 (1935)

    LA LOCURA DEL MUNDO. La actualidad mundial está toda consagrada a la posibilidad de una guerra europea. La carrera armamentista alcanza ahora una tensión inusitada, acaso como nunca se sintió en otras épocas. Cifras fantásticas del presupuesto de las naciones se fijan para la construcción de armamentos. Se ha olvidado por completo la dura experiencia de 1914 y como si el mundo hubiera alcanzado una época de superabundancia  y no existieron las masas de famélicos, se está entregando a la destrucción el tesoro destinado a salvar por otros medios a la humanidad angustiada.

  • Vol. 12 Núm. 116 (1935)

    EL DRAMA DE LA JUVENTUD. Es Mauriac el que alguna vez ha dicho que él pertenece a una generación sin maestros. Entre escolares y universitarios vacilantes, y entre escritores sin orientación alguna, discurrió gran parte de la vida del novelista. Pero, si en Europa es posible que un escritor confiese este desgarrón íntimo y doloroso, ¿cómo empezar la requisitoria en estas tierras de la incertidumbre y de la vacilación?. Falta el héroe. Más que el héroe el conductor de la juventud.

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