Núm. 440 (1979)

Así como la contaminación ha sido llamada el mal del siglo, podría
decirse que la gran ciudad es el fenómeno social de nuestra época.
Aquélla vendría a ser la consecuencia del crecimiento desmesurado
de éstas.
Pero el deterioro del ambiente es también el tributo que se paga
por el progreso, que en su más alto nivel es como las religiones
primitivas que exigen sacrif icios humanos. Es decir, los extremos se
tocan. La vida no valía mucho cuando recién el hombre tomaba
conciencia de que era distinto a las demás especies animadas.
Ahora la ciencia y la tecnología avanzan dejando a su paso
inn umerables víctimas, en los peligrosos senderos de la civilización
mecánica y de la existencia motorizada.

Publicado: 1979-12-31

Prólogo

FILOSOFÍA