v. 10 n. 99 (1933)
RECORDANDO A UNA GRAN MUJER. Ha treinta años mi profesor de Derecho Civil y notable internacionalista doctor Césareo Chacaltana, que me distinguía con su estimación y leía mis cuentos y artículos críticos en los diarios de Lima, me había ofrecido ayudarme a que realizará mi sueño dorado de viajar a Europa. Era el gobierno del presidente de Romaña y don Cesáreo fué llamado a la cartera de Relaciones Exteriores. A los pocos días fuí a su despacho para cumplimentarle y principalmente para recordarle su ofrecimiento, juzgando que la oportunidad no podía venir más a pelo.