v. 33 n. 370 (1956): EN HOMENAJE A MARIANO LATORRE
DESPEDIDA. Este día frio en medio del verano es como su partida, como su desaparición repentina en medio del regocijo multiplicado de su obra. No voy a hacer un discurso funerario para Mariano Latorre. Quiero dedicarle un vuelo de queltehues junto al agua, sus gritos agoreros y su plumaje blanco y negro levantándose de pronto como un abanico enlutado. Voy a dedicarle una queja de pidenes y la mancha mojada, como sangre en el pecho, de todas lasloicas de Chile. Voy a dedicarle una espuela de guaso, con rocío matutino, de algún jinete que sale de viaje en la madrugada por las riberas del Maule y su fragancia. Voy a dedicarle, levantándola en su honor, la copa de vino de la patria, colmada por las esencias que él describió y gozó.