v. 3 n. 1 (1926)
LA CÁTEDRA IMAGINARIA. La sala iba llenándose lentamente. Nunca se había visto tanta concurrencia. Algunas señoras entraban envueltas en sus pieles, como en una toga, y tomaban asiento con aire digno y judicial; otras sonreían curiosas, dirigíanse preguntas a media voz, examinaban al profesor con sus impertinentes y demostraban la intranquilidad del que espera oir afirmaciones atrevidas, tal vez un tanto escandalosas.
Publicado:
1926-03-31