Eugenio Brito: pintor de un mundo confidencial
DOI:
https://doi.org/10.29393/At462-2EBAF10002Resumo
Fue una tarde del invierno de 1961 cuando conocí a Eugenio Brito. Recuerdo que vivía en los altos de una casa que enfrentaba al Liceo de Niñas de Concepción, por calle Cochrane. Había llovido y el atardecer se abría con hermosos arreboles hacia el oeste, lo que el artista estaba pintando para una de sus obras de la serie dedicada a los techos urbanos penquistas, con sus cielos luminosos por nubes incendiadas que flotaban sobre la alfombra multicolor de los techos de distintos materiales y texturas. Se encontraba con él su gran amigo, el ingeniero Gustavo Chiang Acosta, hoy rector de la Universidad Federico Santa María. Me impresionaron sus observaciones sobre el fauvismo y sobre el estado de la pintura chilena contemporánea frente a los centros internacionales. Conversamos de su labor en la Compañía de Acero del Pacífico, junto a San Miguel, Escobar Budge y otros. Vi su guitarrera de terracota, con el escudo de la Universidad de Concepción, que había sido encargada por la Rectoría de David Stitchkin para ser obsequiada como souvenir a personalidades importantes de visita.
Downloads
Publicado
Como Citar
Edição
Seção
Copyright (c) 1990 Antonio Fernández Vilches
Este trabalho está licensiado sob uma licença Creative Commons Attribution 4.0 International License.