Vol. 17 Núm. 183 (1940)

No tenemos hasta ahora noticias de la suerte que haya corrido un proyecto, o idea, o iniciativa para un Premio Nacional de Literatura. ¿ Desaparecieron ya los buenos propósitos o ha sido arrojado al desván de las cuestiones honorables pero imposibles de resolver? ¿ No vale ya la pena premiar anualmente a un escritor y su labor? Podríamos multiplicar las interrogaciones hasta un límite excesivo, pero preferimos no hacerlo, en gracia de la brevedad y también de la honestidad.
Porque si es verdad que la obra de un escritor nada significa en la balanza comercial de los precios, no es menos cierto que ella representa, en el acervo general de un pueblo, la parte que queda muy ceca de su corazón, o a veces en el corazón mismo. Y, naturalmente, un corazón da rítmicamente sus latidos y con él y con ellos se nutre la na turaleza espiritual de la nación.

Publicado: 1940-09-30

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