Vol. 1 No. 5 (1924)
Al alborear el siglo diez y seis, dos tendencias bien definidas, y en cierta manera antagónicas, se diseñaban en la poesía portuguesa: la tendencia medioeval, preponderante en los siglos anteriores, y la tendencia clásica, caracterizada por la imitación de las obras de la antigüedad greco-latina.
Durante los siglos doce, trece y catorce, dió vida y explendor a la primera, la influencia, en la lírica portuguesa, de la poesía provenzal, y en la épica, la de las gestas del norte de Francia: al par que la segunda, latente, si se quiere, no fenecida, en aquel largo período, tuvo pocas ocasiones de manifestarse, y sólo vino a dar testimonio de su existencia en la segunda mitad del siglo quince, y mejor aún, en los primeros años del siglo diez y seis, en que se alzó omnipotente, amenazando concluir con su ya entonces desairada rival.