Vol. 17 Núm. 184 (1940)

La lección que se desprende del desastre de Francia no puede ser desechada por las democracias de América Hispana. Francia llegó a la más profunda de sus crisis, únicamente por el desorden de su política interna. Hace un cuarto de siglo los dones de Francia parecían ser aún inmortales en la
superioridad de sus hombres. Pero se ha visto que aquella superioridad quedó postergada por una disminución casi increíble del sentido de la responsabilidad. Los hombres que subieron al poder eran inferiores en su contextura moral a la misión misma que debían desempeñar. Prefirieron vivir en divorcio absoluto con la misión de la República.

Publicado: 1940-10-31