Vol. 14 Núm. 147 (1937)
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LOS SIGNOS. El tiempo actual es tiempo de precipitación. Todo se realiza con una rapidez casi vertiginosa y es difícil hallar los rincones propicios en los cuales el hombre pueda realizar tranquilamente el proceso de la reflexión. Un demonio, que seguramente no conocieron otras épocas, agita y sacude los espíritus. Este demonio empuja y desconcierta. No se trata sino de vivir lo más aceleradamente posible, gustando en la superficie las cosas, apenas dando importancia a las ideas, sustituyéndolas por sensaciones y caprichos. Esta misma vorágine del libro editado es una muestra concreta del estado de ánimo de los hombres. Los quioscos y los escaparates de librerías son hacinamientos torrenciales de libros, de carátulas, diremos, que invitan al pasajero a detenerse un momento elegir sin examen, comprar un libro cualquiera y seguir su camino.