INTRODUCCIÓN
El foco del estudio del envejecimiento generalmente se centra más en aspectos biológicos como los deterioros y tratamientos, sin enfatizar en aspectos cualitativos como las conductas personales, que a lo largo de la vida determinan el tipo de envejecimiento y los mecanismos de adaptación a este proceso1. En la Encuesta Nacional de Salud 2009-20102 la población de 65 y más años pre senta entre otros factores de riesgos cardiovasculares, sedentarismo (96,1%), obesidad abdominal (75,4%), hipertensión arterial (74,6%) y síndrome metabólico (51,6%). A nivel internacional la OMS declaró el 2009 que los factores de riesgo explican el 75% de las enfermedades cardiovasculares3, presentes desde la etapa de adulto joven, causante tanto de morbimortalidad como secuelas a nivel personal y familiar. Entre estos factores de riesgo asociados a las conductas personales se encuentran: el consumo excesivo de alimentos, alcohol, la escasa realización de ejercicios físicos, y el afrontamiento inadecuado del estrés4; otra característica importante es que estos factores de riesgo se relacionan con los estilos de vida, que incorporan aspectos socioculturales, educacionales y económicos, sobre los cuales la persona puede ejercer diversos grados de control5.
La diferencia entre la percepción de control6 y la autoeficacia, es que el primer término involucra tanto factores externos como internos, mientras que la autoeficacia, según Bandura, se refiere principalmente a variables internas de la persona, entendida esta como: "las creencias de sus propias capacidades o los juicios que cada individuo tiene sobre sus capacidades para alcanzar con éxito un determinado logro o alcanzar un rendimiento deseado"7.
La autoeficacia para los adultos mayores (AM) reviste una importancia tanto en sus capacidades físicas como en el sentimiento de poder participar activamente en la búsqueda de soluciones a conflictos cotidianos8. Este sentimiento puede entenderse como empoderamiento que se asocia al sentido de autonomía, sensación de control y satisfacción que alberga el sentirse con poder9.
Diversas investigaciones han demostrado que altos niveles de autoeficacia se relacionan con efectos positivos para la salud y el bienestar de las personas10,11, además autoperciben mejor estado de salud y mejor pronóstico de recuperación de problemas de salud en general12,13. El estado de salud se evaluó en lo subjetivo a través de la auto-percepción de salud y de temor a las caídas. En lo objetivo mediante los antecedentes mórbidos, estado nutricional, polifarmacia y caídas en el último año.
En esta investigación se planteó relacionar la autoeficacia como constructo de naturaleza psicosocial con variables biosociodemográficas, para enfatizar que la investigación centrada sólo en los aspectos biológicos del envejecimiento reduce la visión de éste y por tanto dificulta avanzar en la prevención del deterioro o en hallazgos que orienten políticas hacia un envejecimiento activo de la población.
Así el objetivo de este estudio fue identificar el nivel de autoeficacia percibida y su relación con: 1) variables biodemográficas; 2) variables psicosociales y 3) variables asociadas al estado de salud, que han demostrado relación teórica y/o empírica con la autoeficacia.
MATERIAL Y MÉTODO
Se utilizó un diseño descriptivo correlacional. El universo consideró la población de 65 y más años beneficiarios FONASA, e inscritos en algún centro de salud familiar de la ciudad de Antofagasta (CESFAM) que correspondió a 21.099 AM. La muestra fue aleatoria estratificada con afijación propor cional óptima y de selección simple a través de números aleatorios, considerando los lis tados de los AM de cada CESFAM. La información del tamaño de los estratos se obtuvo de la Corporación Municipal de Desarrollo Social de la ciudad. El tamaño de muestra calculado con 95% de confianza y un margen de error en la estimación de la proporción de 0,04 corresponde a 632 AM, alcanzando una muestra de 754.
La recolección de los datos fue realizada en los CESFAM, mediante una entrevista personal, donde se aplicó la encuesta que consultaba sobre las siguientes variables:
Antecedentes sociodemográficos: edad, sexo, estado civil, nivel educacional, apoyo social y nivel de ingresos.
Estado de salud: antecedentes mórbidos (presencia de patologías); caídas en el último año y temor a éstas; estado nutricional; polifarmacia, según definición de la OMS(14); Depresión, medida a través de la Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage(15) y Autopercepción de salud, medida a través de la consulta directa al AM(16).
Autoeficacia, medida a través de la Escala para determinar Autoeficacia percibida, validada para Chile(17).
Examen de funcionalidad del Adulto mayor (parte B del EFAM).
Calidad de vida relacionada con salud, medida con el Cuestionario SF-12, coeficiente alfa de Cronbach de 0,82(18).
Fragilidad, medida en niveles según los indicadores de Fried(19): 1) pérdida de peso involuntaria superior a 4,5 k del peso previo al último año, se comprobó con carnet de salud; 2) disminución en un 20% de la fuerza de agarre de la mano dominante, medido con un dinamómetro hidráulico (Jamer) ajustado según sexo e IMC; 3) pobre resistencia, definida por autorreporte de fatiga fácil frente a las actividades habituales; 4) actividad física, se aceptó válido el autorreporte de disminución de ésta. La ausencia de estos indicadores corresponde a la categoría sin fragilidad, la presencia de un indicador o más se consideró fragilidad(20,21).
Los criterios de inclusión fueron tener edad mínima de 65 años y estar adscrito a algún centro de salud familiar (CESFAM). Los criterios de exclusión fueron: dependencia, discapacidad física, deterioro cognitivo seve ro, postrados, y/o analfabetos.
Previo a la recolección de datos se realizó una capacitación a las enfermeras de atención primaria y seminaristas de la carrera de Enfermería, de la Universidad de Antofagasta para estandarizar el manejo de las mediciones de la encuesta. La recolección de datos se realizó entre marzo y octubre de 2012.
Los requerimientos éticos que incluyen el consentimiento informado fueron sancionados y aprobados por el Comité de Ética en Investigación Científica de la Universidad de Antofagasta. En terreno, a los AM se les leía la información que indicaba los riesgos y beneficios de la investigación; según su respuesta se incorporaba o no al estudio.
Análisis de datos: Caracterización des criptiva de los resultados, con análisis de asociación, utilizando pruebas Chi cuadra do. El nivel de medición de las variables en su mayoría corresponde al nivel ordinal o nominal, por lo tanto se utilizó la prueba de Kruskal-Wallis para verificar si existen diferencias entre las categorías de autoeficacia. Los datos fueron procesados con el software SPSS, versión 20.
RESULTADOS
La muestra estuvo conformada en un 61,4% por mujeres; el rango de edad osciló entre los 65 y 90 años, con una media de 73 años (DE= 6,0). La distribución porcentual por categoría edad fue: 38,9% para los adultos mayores de 75 y más años; 32,9% para los de 65-69 años y un 28,2% para los de 70 a 74 años. La categoría casado fue mayoritaria con un 40,8%, seguido de viudo en un 37,3%. En relación a la escolaridad, el 78,9% declaró de dos a seis años de estudios. El ingreso económico con mayor representación alcanzó un 34,6% para el rango de $80.000 a $152.000. El 58,6% se declaró sin apoyo social (Tabla 1).
Respecto del estado de salud: a) La autopercepción de salud, en su categoría buena, alcanzó la mayor distribución porcentual (48,5%). b) Los antecedentes mórbidos de mayor frecuencia, fueron: Hipertensión arterial (63,1%), Dislipidemia (25,9%) y Diabetes Mellitus (24,4%). Un 18,2% presentaba Diabetes e Hipertensión arterial. El 26,5% había presentado una caída en el último año y el temor a caerse duplicó ese valor (56,8%). c) La alteración del estado nutricional se detectó como sobrepeso (31,1%) y obesidad (14,7%). d) Según la escala de Yesavage el 86,3% no presentaba depresión. e) La poli-farmacia se encontró en un 35,9% (Tabla 2).
La escala de autoeficacia, en esta muestra, alcanzó una confiabilidad de 0,836 según el coeficiente alfa de Cronbach, presentando un puntaje mínimo de 11 y máximo de 40, con una media de 36,02 (DE 4,538), siendo percibida como alta en un 68,3% de los participantes. La calidad de vida relacionada con salud global se percibió con satisfacción en un 55,6% de la muestra. La fragilidad total fue el 73,5%, un 69% en la categoría prefrágil y un 4,5% frágil. El examen de funcionalidad del AM (EFAM) clasificó como autovalente sin riesgo al 59,3% de la muestra (Tabla 3).
A través de la prueba de Kruskal-Wallis se compararon los puntajes medianos de la escala de autoeficacia según las variables: edad categorizada, sexo, último curso de educación formal, estado civil y nivel de ingresos; en todas éstas la diferencia observada entre las medianas no fue estadísticamente significativa. Para las variables de salud se utilizó la misma prueba y se encontró que el temor a las caídas, el estado nutricional, la depresión, calidad de vida relacionada con salud y la autopercepción de salud presentaron una diferencia entre las dos medianas estadísticamente significativas; por tanto se puede plantear que la distribución de los puntajes en las categorías de autoeficacia es diferente para estas variables (Tabla 4).
Tabla 1 Distribución porcentual de características biodemográficas en adultos mayores usuarios de atención primaria en salud.

Tabla 2 Distribución porcentual del estado de salud de adultos mayores usuarios de atención primaria en salud.

Tabla 3 Distribución porcentual de las escalas de autoeficacia, niveles de fragilidad y autovalencia según EFAM en adultos mayores usuarios de atención primaria en salud.

Tabla 4 Prueba de Kruskal-Wallis. Autoeficacia y Estado de salud en adultos mayores, usuarios de atención primaria en salud.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN
Los AM participantes en este estudio presentan características propias del envejecimiento a nivel nacional, son porcentualmente más mujeres, con edades sobre los 75 años; los ingresos económicos y la escolaridad se encuentran distribuidos mayoritariamente en las categorías bajas22. Se declaró casado el 40,8%, sin embargo el 58,6% percibe que no tiene apoyo social; este dato comparado con la encuesta de calidad de vida en la vejez 201323 indica que la percepción de disponibilidad de apoyo varía de un 75,2 a 81,0% para diferentes situaciones, es decir la percepción de apoyo en esta muestra de AM antofagastinos fue baja; cabe considerar que en este estudio no se explicitaron situaciones en las que un AM requiere ayuda.
En relación a diversos aspectos de salud, los participantes en este estudio son autovalentes sin riesgo, según la clasificación del EFAM, en un 59,3%, sin embargo presentan enfermedades crónicas como Hipertensión Arterial (63,1%), Dislipidemia (25,9%), Diabetes Mellitus (24,4%), entre otras; además de la presencia de estas enfermedades, un 69,0% presenta al menos un indicador de fragilidad24, síndrome geriátrico que aumenta con la edad y se correlaciona con un aumento de hospitalizaciones, complicaciones de enfermedades crónicas y degenerativas25.
Destaca en esta muestra de AM, que un 86,3% resultó sin depresión, situación que puede ser interpretada como que lo orgánico no influyó en la esfera mental y/o emocional, lo que puede estar asociado con una calidad de vida en la categoría "satisfacción" 55,6%, y percepción de salud en la categoría de "buena a excelente" en un 68,7%, acompañado de una autoeficacia en la categoría alta en un 68,3%. Estos resultados, para calidad de vida, autopercepción de salud y autoeficacia, en una muestra de AM con problemas o riesgos para su salud, tienen una característica esencial, son evaluaciones subjetivas, positivas que realiza el AM, que actúan como protectoras del estado de salud en general, desde el enfoque de la psicología positiva que estudia y promueve las potencialidades psíquicas de los individuos13.
La percepción de autoeficacia y sexo, en este estudio no presentó diferencias significativas, hecho similar al estudio realizado en Buenos Aires26 que no obstante encontró diferencias, éstas no tenían peso estadístico para ratificar esta significancia. Además, tanto en las diferencias de sexo como de edad, según plantea Schwarzer, uno de los autores de esta escala, pueden existir diferencias estadísticas, pero no implican una significancia psicológica27. El nivel educacional no encontró diferencias significativas con la auto-eficacia, contrario al estudio28 en el cual ambas variables se correlacionaron con el nivel de compensación y la adherencia farmacológica en pacientes con Diabetes Mellitus.
En relación a las variables de salud, se encontró asociación de las variables: depresión, calidad de vida relacionada con salud, temor a las caídas, estado nutricional y autopercepción de salud con la autoeficacia general percibida; así se presentó una distribución de puntajes diferentes, con significancia estadística en todas estas variables; sin embargo, otras características de salud como son: antecedentes mórbidos, haber sufrido una caída, ser frágil o estar en riesgo no resultaron con variación en el puntaje de autoeficacia, lo que puede reflejar la naturaleza más psicosocial que psicobiológica del concepto; es decir una alta autoeficacia entrega al AM la sensación de bienestar psicológico sobre el estado de salud física que presentan8.
Los participantes de este estudio en un 86,3% resultaron sin depresión, concordante con la alta autoeficacia 68,3%; estos resultados son similares al estudio que encontró que una mayor autoeficacia se acompaña de menores síntomas depresivos en AM29; esta relación confirma que altos niveles de autoeficacia se asocian con el bienestar ge neral10. Resultado similar se obtuvo con la calidad de vida global que en un 55,6% se percibió alta, sin embargo, existe un 44,4% que no está satisfecho con la evaluación subjetiva y objetiva en las distintas dimensiones de su vida. Una limitación de este estudio es profundizar las distintas dimensiones de calidad de vida y la relación con la autoeficacia. La autopercepción de salud fue valorada por un 68,7% de "buena a excelente", mientras que en la encuesta de calidad de vida en la vejez, realizada en Chile en el año 2013, la misma categoría reporta un 38,9%23. Esta diferencia en los valores, es conceptualmente coherente con los altos puntajes de autoeficacia en esta muestra, al considerar que la autopercepción representa la percepción global que realiza una persona sobre su estado de salud y la autoeficacia son los juicios que una persona tiene sobre sus capacidades, ambos conceptos son predictores del estado de salud30. El temor a las caídas (56,8%) puede manifestar una pérdida de confianza en sí mismo para controlar y/o evitar la caída en un futuro31, mientras que la autoeficacia es el juicio que realiza una persona en su presente, esta influencia temporal puede fundamentar que en esta muestra con alta autoeficacia, el temor a caerse sea alto. El IMC normal alcanzó la mayor distribución porcentual con un 41,5%; sin embargo, si se suman las ca tegorías de sobrepeso (31,1%) y la obesidad (14,7%), estas superan la categoría normal, dato concordante con la ENS 2009-20102. Entre los factores psicológicos asociados a mantener un peso adecuado se ha estudiado la autoeficacia, la cual asociada a puntajes altos favorece la adherencia a diversos tratamientos para perder peso en adultos32.
Esta investigación identificó la influencia positiva sobre algunos aspectos esenciales de salud y la alta autoeficacia, que facilita la cognición de las habilidades propias, que debe motivar a los profesionales de enfermería a realizar intervenciones a los AM para favorecer su percepción de autoeficacia, que estimula y mantiene la ejecución de conductas saludables que promueven un envejecimiento satisfactorio33.