INTRODUCCIÓN
Un aspecto que acompaña al ser humano en situaciones de enfermedad es la Incertidum-bre. Cuando la persona enferma y su familia se sumen en la incertidumbre, son muchas las preguntas sin respuesta que surgen respecto del diagnóstico, de las consecuencias del tratamiento, del pronóstico o incluso del propio temor a la muerte1.
Mishel aborda en profundidad el fenómeno de la incertidumbre, definiéndolo como "la inhabilidad del sujeto para determinar el significado de los eventos relacionados con la enfermedad". Esta inhabilidad ocurre en situaciones en que debe tomar decisiones, y se traduce en la incapacidad de asignar valores definitivos a objetivos y eventos, y de predecir consecuencias con exactitud debido a la escasez de información y conocimientos"2. Esta teoría permite valorar y planificar el cuidado de enfermería cuando se genera una respuesta de incertidumbre. Este proceso se ve influenciado por 3 factores: el estado cognitivo; el marco de los estímulos, referido a la tipología de los síntomas o la coherencia y familiaridad de los hechos; y aquellas entida des sociales proveedoras de estructura tales como la educación, el apoyo social, la auto ridad con credibilidad, etc.3. Esto contribuye a que la persona atendida genere mecanismos de afrontamiento, para finalmente lograr la adaptación a la enfermedad.
Según lo anterior, la teoría de la incertidumbre puede ser aplicada por la enfermera en su práctica para favorecer un adecuado afrontamiento en las personas con cáncer, a fin de evitar el efecto inmovilizador y el estrés que provoca la incertidumbre frente al diagnóstico de esta enfermedad. En la medida en que la enfermera ponga en práctica su habilidad para entregar información periódica, cierta y regulada sobre el estado de salud de la persona y su familia, podrá disminuir el grado de incertidumbre. Del mismo modo, y para trabajar en conjunto con la persona atendida, la enfermera debe favorecer la manifestación de emociones e identificar situaciones de estrés y desadaptabilidad4. Con todo, es importante enfatizar que en el trabajo diario de enfermería, en el que se otorga un cuidado integral de la persona atendida, deberíamos siempre considerar este modelo de enfermería ya que somos los encargados de entregar y dosificar la información que debe recibir la persona atendida.
A nivel internacional la lista de investigaciones acerca de la incertidumbre es variada y sus resultados generalmente apoyan este planteamiento teórico, siendo la severidad de los síntomas la variable que más se asocia con la incertidumbre, mientras que la variable de proveedores de la estructura reduce los niveles de incertidumbre. Del mismo modo, la exploración de la incertidumbre durante el tratamiento del cáncer en niños ha permitido llamar a la teoría de la incertidumbre como la teoría de la sensibilización5.
En diabetes, por ejemplo, en donde se ha medido la incertidumbre y la motivación para seguir el tratamiento en personas con afección de Diabetes Mellitus tipo 2, se verificó una correlación negativa entre la incertidumbre frente al pronóstico y tratamiento y la motivación intrínseca para el tratamiento. De esta manera, los pacientes que presentaron bajo grado de incertidumbre es porque ya están adaptados a su enfermedad crónica, y esa adaptación se debe a que han sido edu cados en sus respectivos controles con profe sionales6.
En Chile se ha medido la incertidumbre en el preoperatorio de personas hospitalizadas, donde se ha concluido que el período preoperatorio es una etapa poco clara y la falta de información provocaría gran sugestión en el paciente7. Otros estudios indican que ante la enfermedad, especialmente el cáncer, se produciría, junto a la incertidumbre, una situación de estrés que finalmente repercutiría en su calidad de vida8.
Con todo, se sabe que la enfermedad genera situaciones de incertidumbre y ante esta situación, de acuerdo a Mishel, el cuidado debe partir por el rescate de aquellas situaciones cotidianas que configuran las experiencias de salud de las personas en su entorno9.
El Cáncer es una enfermedad que se caracteriza por generar temor, tristeza, angustia, incertidumbre y desconsuelo tanto en el paciente como en sus familiares, amigos, e incluso en el personal de salud.
Los adultos mayores diagnosticados con Cáncer son un grupo que está sometido a altos niveles de incertidumbre, y para su atención el profesional de enfermería debe tener pleno conocimiento de aquellas variables que, contenidas en el estado de salud tanto físico como psicológico10, lo hacen más vulnerable a este fenómeno. Según lo anterior, y basados en la conceptualización de Mishel, se planteó la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es la relación entre las características sociodemográficas y el nivel de incertidumbre frente a la enfermedad de los adultos mayores con diagnóstico de cáncer?
Según lo descrito, este estudio tuvo el objetivo de determinar si existe relación entre las características sociodemográficas de los adultos mayores con diagnóstico de cáncer y el nivel de incertidumbre que tienen frente a la enfermedad.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio de abordaje cuantitativo, transversal, correlacional, realizado en una institución no gubernamental, la Corporación Nacional del Cáncer (CONAC), ubicada en Valparaíso, una de las regiones más envejecidas de Chile11. La población tipo censal estuvo constituida por 42 de adultos mayores de 60 años y más con diagnóstico de cáncer, hospedados en esta institución por un período de 6 semanas para recibir el tratamiento oncológico ambulatorio, quienes otorgaron su consentimiento informado para participar en el estudio.
Para la recolección de datos se utilizó Escala de Evaluacion de la Incertidumbre de Merle Mishel (MUIS por su sigla en inglés), instrumento construido y validado por Merle Mishel. Corresponde a una escala tipo Likert, que mide el nivel de incertidumbre (NI) a través de tres dimensiones: Marco de los estímulos, Capacidades cognitivas y Fuente de la estructura. La versión en español del instrumento tiene un total de 29 preguntas y se interpreta de la siguiente forma: si en todas las respuestas se obtiene un puntaje 1 la suma total es 29, si el puntaje es 2 el total es 58, si el puntaje es 3 el total es de 87, si es 4 el total es 116 y finalmente si la respuesta es 5 el puntaje máximo es de 129. Esta puntuación indica que la categorización del puntaje en las preguntas es la siguiente: puntaje 1 y 2 tiene relación con un nivel de incertidumbre bajo, puntaje 3 tiene relación con el nivel de incertidumbre regular y el puntaje 4 y 5 con el nivel de incertidumbre alto. Así, el puntaje de corte para calificar un bajo NI< 59 puntos (nivel 1 y 2), un regular NI = 59 87 puntos (niveles 3 y 4), y un alto NI = > 87 puntos (nivel 4 y 5), como se indica en la Tabla 1 12. En las preguntas 6, 7, 10, 12, 21, 22, 25, 27 y 29 la ponderación se invierte (de 1 a 5). La confiabilidad alcanzada por el ins trumento en este estudio fue de un alpha de cronbach = 0,98.
Se contó con la aprobación del Comité de ética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso y la autorización del Director de la CONAC.
Finalizada la aplicación del instrumento, el análisis estadístico se realizó con el lenguaje de programación R 3.2.2. Para el análisis descriptivo se utilizaron medidas de tendencia central y para buscar variables sociode-mográficas explicativas para el nivel de incer-tidumbre se utilizó el método de correlación de Pearson, Análisis de Varianza ANOVA y un modelo de regresión lineal.
RESULTADOS
Perfil de la muestra (Tabla 2). El mayor porcentaje de los participantes fue de sexo femenino con un 64,3% que pertenece mayoritariamente al área urbana, mientras que el sexo masculino vivía de forma casi equilibrada entre área rural y urbana. El rango de edad fluctuó entre los 60 a 82 años. Con respecto a la escolaridad el mayor porcentaje, un 28,6%, tenía educación media completa, seguida de un 19,0% con educación básica completa; sólo un 7,1% era analfabeta. Respecto del estado civil el 64,3% eran casados. En relación a los tipos de cáncer el mayor porcentaje, 52,4%, fue el cáncer de mama en la mujer y el cáncer de próstata en el hombre con un 31,0%.
Un 54,8% de adultos mayores presenta un alto nivel de incertidumbre, mientras que un 42,9% presenta un nivel de incertidumbre regular. En el Gráfico 1 se presentan las dimensiones del nivel de incertidumbre. La dimensión que más contribuye a un nivel alto es Marco de los Estímulos, ya que el 58,0% de la muestra, por los puntajes alcanzados, se encasilla en la opción 4 y 5. En la dimensión capacidades cognitivas un 34,9% de ellos se sitúa en las opciones 4 y 5. En la dimensión fuente de la estructura el 35,4% de los adultos mayores se ubica en las opciones 4 y 5.
Variables sociodemográficas y Nivel de incertidumbre (Tablas 3 y 4). Para la variable numérica edad se aplicó el método de correlación de Pearson, mientras que para las variables categóricas (género, diagnóstico, escolaridad, estado civil, lugar de residencia y situación familiar) se aplicó el método de análisis de varianza ANOVA para determinar si existe una dependencia funcional o correlación con NI. Se encontró que solamente la escolaridad explica en promedio el 28,99% de la varianza del NI, medido a través del indicador de bondad de ajuste R2 y con un valor de razón de correlación igual a 0,54 a una significancia del 0,05 (valor-p = 0,0492). El resto de las variables analizadas no se mostraron relacionadas al NI.
Con la escolaridad como variable explicativa del NI se realizó un modelo de regresión lineal (Tabla 4). Este modelo considera como caso de referencia la categoría educación básica completa. El modelo predictivo indica un promedio de NI igual a 92,125 (NI alto), valor que se reduce en 16,982 puntos, si la persona atendida cuenta con estudios de educación superior, resultando un total de 75,143 (NI regular). Si se agregan al modelo otras características como diagnóstico o situación familiar, no mejora el valor de R2 ajustado, por lo que se considera que el modelo lineal que mejor representan al NI se basa solamente en escolaridad.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN
En la muestra se encontró un alto nivel de incertidumbre, esperable si se considera que el cáncer significa un impacto negativo en lo personal y familiar, que interrumpe la armonía y genera gran desconcierto por lo que sucederá en el futuro13. Cabe destacar que los cánceres que presentan mayor prevalencia en la muestra son el cáncer de mama en las mujeres y en el hombre lo constituye el cáncer de próstata, lo que se relaciona con las estadísticas nacionales que destacan estas patologías malignas14.
Respecto del comportamiento de la variable principal, la dimensión que más contribuye a aumentar el nivel de incertidumbre que presentan los adultos mayores es el Marco de los Estímulos. Llama la atención que en esta dimensión, indicadores como tipología de los síntomas, familiaridad y coherencia con los hechos relacionados con la enfermedad, son aspectos de alta puntuación, lo que indica que existiría un desconocimiento general respecto del diagnóstico de cáncer y falta de claridad con respecto a lo que está sucediendo con su condición de salud15.
Del mismo modo, es importante poner atención al comportamiento del nivel de incertidumbre en la dimensión Fuente de la Estructura, en donde el 35,4% de los adultos mayores se sitúa en las opciones 4 y 5 del puntaje. Si se considera que esta dimensión mide aspectos como administrar informa ción y cuidado, los niveles de incertidumbre alcanzados representarían un punto crítico respecto de la labor de la enfermería, que es la encargada de atender estos aspectos para disminuir el nivel de incertidumbre del paciente. A su vez indica que los proveedores de la estructura son fundamentales en la disminución del nivel de incertidumbre. Para este tipo de pacientes, el personal de salud debe apoyar, educar e informar, es decir, representar un vínculo significativo para disminuir su incertidumbre16. En la muestra estudiada de adultos mayores, de acuerdo a las respues tas en aquellos aspectos que valoran la participación del equipo de salud, se observó una falta de relación entre ellos y el equipo de salud. Esta realidad debe transformarse en un desafío para los profesionales y la aplicación de esta teoría, para sustentar la práctica de enfermería, permite reflexionar y reconocer nuestras debilidades en la atención de enfermería con el adulto mayor oncológico17. Es importante realizar una buena valoración de enfermería respecto de dudas, inquietudes y conocimientos de la enfermedad, para faci litar la atención de salud18. Es necesario entender que se interactúa con un ser humano, que posee una gama de dimensiones que deben ser abordadas en forma holística1.
La manifestación de la incertidumbre por cáncer provoca que las personas evalúen en forma inadecuada una situación estresante y aplicar los supuestos de esta teoría nos con duce primero a identificar las primeras luces de esa incertidumbre y segundo, nos proyecta a la aplicación de un plan de cuidados enfocado a eliminar esta situación y favorecer que la persona y familia afronten de mejor mane ra la enfermedad. Es necesario fortalecer la credibilidad con los adultos mayores siendo veraces, confiables y otorgando información graduada y adecuada. Favoreciendo la adopción de un correcto esquema cognitivo de la persona atendida, para que el paciente interprete adecuadamente su estado de salud. El profesional enfermera/o debe convertirse en una figura representativa para la persona atendida, es decir, no sólo ser una gestora de indicaciones, de la administración de drogas o de aspectos administrativos, sino por sobre todo ser alguien capaz de establecer una relación terapéutica desde el comienzo de la enfermedad, convirtiéndose en intérprete y defensora de derechos19.
Que exista correlación entre escolaridad y nivel de incertidumbre queda evidenciado en que a mayor instrucción menor nivel de incertidumbre. Esto confirma lo propuesto por el modelo de Mishel20,21. La educación de la persona atendida contribuye a mejorar su estado de salud, se debe generar durante la etapa de diagnóstico y mantener durante el tratamiento ya que la mayoría de estos pa cientes maneja su enfermedad en forma ambulatoria22 .
De modo similar, se podría considerar que el hecho que el 64,3% de los adultos mayores estuvieran casados contribuye a dismi nuir su nivel de incertidumbre, pues un gran porcentaje de ellos cuenta con pareja estable para enfrentar la enfermedad. Sin embargo ello no se evidenció al analizar la relación entre ambas variables. Con todo, existe evidencia que apoya los planteamientos de Mishel, quien sostiene que el apoyo social y las redes de apoyo disminuyen la incertidumbre12. Si la persona adulta mayor cuenta con pareja estable o compañía de algún familiar, su incertidumbre tiende a disminuir. Por el contrario, aquellos adultos mayores que no cuentan con una pareja o personas significativas que los apoye en el difícil momento que enfrentan, presentan un mayor nivel de incertidumbre.
La teoría de Mishel se transforma en una herramienta que brinda sustento teórico al profesional enfermera/o para desarrollar sus intervenciones, transformándose a su vez en una guía en el quehacer cotidiano, para desempeñar con conocimiento y humanismo el cuidado del adulto mayor oncológico23. El cuidado se debe ofrecer de manera integral, fundamentado en conceptos teóricos que orienten la valoración, planificación, ejecución y evaluación de los mismos24. Esta teoría aporta notablemente a visibilizar la necesaria existencia de una relación enfermera-persona y enfermera-contexto, para comprender, analizar y reflexionar acerca de la implementación de nuevas intervenciones de cuidado en enfermería25.