En torno a la antología: 6to Concurso de Poesía Joven "Rafael Cadenas"

El texto que tiene el lector en sus manos es el resultado de una convocatoria que lleva varias entregas en Venezuela, en homenaje al poeta venezolano Rafael Cadenas (1930), autor de una prolífica y vasta obra tanto en el ámbito ensayístico como en el poético; además de ser una de las referencias en el campo literario hispanoamericano contemporáneo. Esta convocatoria reúne una muestra significativa de jóvenes (de 18 hasta 30 años) que participaron en el 6to Concurso de Poesía Joven, bajo el auspicio de varias entidades: Autores Venezolanos, la Fundación Banesco, la Poeteca y Team Poetero. Hasta hace unas décadas, en Venezuela, las antologías solo se dedicaban a ramificar un determinado tiempo en relación, claro está, de una generación, así como establecer un puente dialógico histórico de poetas, narradores y ensayistas. Creo que el propósito de ellas no ha desaparecido del todo, puesto que la muestra de textos reunidos obedece no solo a épocas, sino también a estilos, formas, lenguajes, tonos, voces y ritmos, entre otros aspectos.

Para el crítico mexicano Alfonso Reyes, las antologías tienen una doble función, es decir, que van desde la criticidad hasta la historicidad, ambas funciones, afirma el crítico, constituyen un excelente y oportuno aporte al campo literario. Sin embargo, es pertinente saber qué condiciones guardan las antologías, así como qué hechos están presentes en ellas. Por su parte, para Beatriz G. Stephan, las antologías son útiles, en el sentido de que estas procuran dar una visión panorámica de la literatura, así como establecen miradas en torno a la producción de una determinada época, pero también de autores y hasta de movimientos de significativo valor, los que se constituyen, "aún a su pesar, en vehículos privilegiados para la conformación de un canon literario" (Ara como se citó en ^{Martínez, 2017}, p. 141).

Si bien la historia de las antologías ha servido de vehículo para dar a conocer a escritores, es importante destacar que estas, de igual modo, establecen miramiento en torno a los procesos de actualización, momentos, ciclos o rupturas que tienen los movimientos literarios, cuestión que sirve para que la literatura, de algún modo, se oxigene y tenga hálitos de vida, algo así como una suerte de respiro y de renovación. En este respiro va también algo que ya había declarado hace unos años el crítico cubano Roberto Fernández Retamar (1930-2019) cuando manifestaba, a grandes rasgos, acerca de una teorización desprendida de la propia realidad latinoamericana, cuestión que rebasaría los linderos que siempre se han impuesto desde el poder. Para Retamar era fundamental que la literatura se llegara a concebir desde el propio campo literario, es decir, desde sus propios dominios (^{Bottinelli y Sanhueza, 2019}); por otro lado, las antologías tienen la capacidad no solo de reunir a un número de obras y de autores, sino también de crear puentes con el fin de teorizar, así como comprender la realidad a través del arte y que la poesía o los textos reunidos en ellas debían mostrar su momento histórico, tal como lo establece la antología reseñada.

Entre los objetivos más destacados de la presente antología se encuentra que esta, de algún modo, está llamada a incentivar la producción literaria, fundamentalmente de la poesía en los jóvenes con su entorno, asimismo, apoyar el talento emergente y fomentar la lectura de poesía de escritores venezolanos, los cuales dieron su versión a través de la escritura, no solo en torno a sus circunstancias más apremiantes, sino que también desplegaron sus dudas e interrogantes que suelen estar presentes en todo acto creador. Muchos de estos jóvenes se encontraban, para el momento de la convocatoria, fuera de Venezuela, desplazados y errantes. Otros, en cambio, aún están en el país, ansiosos de seguir contribuyendo con esta amable tarea que consiste en construir mediante la palabra otros escenarios, así como edificar mundos alternos a través del verso.

Si bien la convocatoria reunió -como en todas las ediciones- un número significativo de participantes, solo tres lograron posicionarse en los tres primeros puestos: el primer premio fue para Javier Rey, residenciado en la ciudad de México, "México", cuyo poema hace referencia tanto al lugar donde se habita como al fuego del hogar, así como a la fugacidad de la vida, entre otros aspectos medulares. El segundo lugar fue para Oriana Reyes, residente en la ciudad de Mérida, Venezuela, firmado con el seudónimo Rita Verde. Su poema "Ejercicio de Origami", que logró gracias a la fusión de tres imágenes: "el origami, el yo poético y los pájaros como vía para expresar el mundo interior y la imaginación" (Los autores, 2021, p. 7). El tercer lugar fue para José Luis Álvarez Escontrela, residenciado en la ciudad de Caracas, Venezuela, con el poema "Aquí, donde las calles no conocen el día", "por la serena voz desde la que se representa un hogar doliente que arde a través de sus fracturas" (Los autores, 2021, p. 7), seguido de los finalistas, quienes también se lucieron en esta convocatoria, digna de ser cultivada, aparte de ser uno de los semilleros que lleva el nombre de este insigne poeta venezolano.