Introducción
la novela póstuma Tadeys1 -la única escrita por Osvaldo Lamborghini- fue publicada por primera vez el año 1994 por Ediciones del Serbal en Barcelona. Esta heteróclita obra presenta múltiples historias, digresiones y temáticas circunscritas en La Comarca o LacOmar2. La crítica especia lizada ha constatado que uno de los aspectos subversivos de la literatura experimental de Lamborghini es su intraducibilidad. En el preámbulo de la compilación de estudios críticos sobre su corpus literario, Y todo el resto es literatura. Ensayos sobre Osvaldo Lamborghini (2008), se enuncia "[...] la imposibilidad de hacer presente el sentido de la literatura de Lamborghini como de explicar de manera suficiente su presencia en el presente" (Dabove y Brizuela, 2008: 20). Premat (2009) expresa que sus ininteligibles textos son "[...] reacios a todo discurso crítico, condenados a lo indecible" (141).
Considerando el problema descrito, la bibliografía crítica sobre Tadeys es exigua y se enfoca a interpretar, por un lado, qué significan los tadeys3; por otro, a analizar la cárcel La Roca o máquina de amujerar4 y el tadey como representaciones de los diseños políticos orientados a controlar/ho mogeneizar las masas. En esta última línea se vincula el tadey con un pue blo animal que -en un marco biopolítico- representa los sujetos residuales de la sociedad, materia de experimentación/fabricación de cuerpos dóciles al Estado (Giorgi, 2008, 2014). Otra vertiente crítica -que indaga la arqui tectura de la novela en relación a Rodolfo Walsh-, plantea que Tadeys es una ficción sobre los límites del lenguaje y representación, siendo su pro puesta "[...] vaciar, destituir, evaporar las fijaciones de sentido, encarnando una grieta [...]" (Rodríguez, 2008: 180) que obstruye la representación en la literatura. En esta exégesis los tadeys "[…] son uno de los nombres para eso que hormiguea en el límite del lenguaje y que se resiste a su integración simbólica, a su inscripción representativa en alguna de las instituciones del sentido" (Rodríguez, 2008: 165).
Como contribución al escaso caudal bibliográfico sobre la novela, el pre sente artículo estudia las estrategias narrativas que configuran una poética5 desestabilizadora del patriarcado heteronormativo6 en Tadeys:
I. Una de las estrategias narrativas que subvierte el patriarcado es la con fección de los personajes masculinos7. En esta lógica, la ley patriarcal, como impostura y máscara cínica -simulación de una heterosexualidad-, se di luye en los impulsos primarios de los personajes de La Comarca. Algunos personajes que escenifican la tensión entre el deseo y la ley son el sacerdote Maker quien, al contemplar a los tadeys, padece un culposo e ingente de seo sodomita; y relevantes figuras políticas masculinas que establecen un vínculo sexual secreto: Dam Vomir, alcalde de La Comarca, y Seer Tijuán, secretario de la Asesoría Legal, los cuales, sin embargo, se inscriben en la institución matrimonial, máscara con la que simulan una heterosexualidad ante la sociedad. En el apartado 1 se profundizan estas ambivalentes diná micas rastreadas en varios personajes del enunciado literario.
II. Como segunda estrategia, el narrador incorpora el espacio simbólico y polisémico de la cárcel-buque La Roca, lugar que tiene una doble fun cionalidad:
1) La cárcel aísla al sujeto problemático de La Comarca. El uso del bu que como espacio de exclusión del otro es simbólico y tiene resonancias históricas, pues en Occidente los sujetos molestosos e innecesarios para el diseño social eran abandonados en el mar en una nave. Foucault analiza este tipo de confinamiento en Historia de la locura en la época clásica (1967), basándose en la representación pictográfica y literaria de La nave de los locos del siglo XV. Así, el uso de este espacio representa en el texto el poder que tiene el Estado para excluir a los sujetos que no encajan en sus criterios de sociabilidad.
2) El narrador deconstruye la heteronormatividad, explicitando que en la cárcel-buque La Roca se fabrica -con el cuerpo de los reclusos- una mu jer sumisa dispuesta al matrimonio mediante el tratamiento Minones. La voz narrativa describe las etapas del tratamiento, dispositivo que construye la matriz de la heteronormatividad. De modo que el género femenino se re presenta como una construcción cultural que no responde a ninguna esen cia, sino más bien es producto de instituciones que lo crean, reglamentan y naturalizan mediante la violencia.
Respecto a la deconstrucción del patriarcado heteronormativo, el bi nomio hombre/mujer se quiebra pues Tadeys narra sobre un cuerpo sin esencia ni sustancia a priori, sino más bien producto de intervenciones de poder que crean la ilusión de una metafísica de la presencia, es decir, de una heteronormatividad natural. En efecto, en Tadeys opera una perspec tiva de género femenino como performance, como imitación de ciertos ac tos inscritos en la cultura, los cuales son prótesis violentamente instaladas en la institución carcelaria. En la novela se produce el desplazamiento del género sexual: los reclusos devienen en dóciles damitas dispuestas al ma trimonio pero poseen miembro masculino. Sin lugar a dudas, se resquebra ja el binomio masculino/femenino y se invierten las oposiciones clásicas de representación con este cuerpo informe8.
La exégesis se desglosa en dos apartados. En el primero, se rearticulan algunos aportes bibliográficos sobre la poética de Lamborghini. Luego se analiza la estrategia narrativa -confección de personajes motivados por impulsos primarios- que transgrede al patriarcado en función de la poé tica del argentino En el apartado siguiente se indaga la segunda estrategia narrativa que subvierte el patriarcado heteronormativo: la construcción del espacio simbólico de la cárcel La Roca, el cual funciona como una zona de poder donde el género femenino es construido artificialmente mediante la obligación a repetir pautas de comportamiento preestablecidas. Se de-construye, en consecuencia, una heteronormatividad natural al presentar el cuerpo como soporte donde se instalan significados -prótesis- desde el poder coercitivo de La Comarca.
El personaje masculino patriarcal y cínico de La Comarca
En este apartado se aborda una de las estrategias narrativas que desestabi liza el patriarcado heteronormativo en La Comarca. La estrategia consiste en la construcción de personajes masculinos que funcionan como flujo de deseos no subordinados a reglas culturales, los cuales manifiestan un ho-moerotismo. Es decir, son personajes motivados por impulsos primarios, y sobre ellos se proyecta la máscara cínica del orden patriarcal. Ni auto ridades eclesiásticas logran reprimir sus impulsos primarios, pues la ley cultural se disuelve en el deseo sodomita. Premat (2009) enuncia que una cualidad representativa de los textos de Lamborghini es "[...] un cinismo radical que convierte todo en asuntos pulsionales" (140).
Antes de abordar la estrategia narrativa descrita, resulta imprescindible rearticular la bibliografía que versa sobre la poética de Lamborghini. La configuración de su poética apunta a desestabilizar los sistemas simbólicos, construidos por una lengua vinculada a la coerción y dominación de lo real. La poética se describe minuciosamente en la revista Litera9.
David Oubiña (2008) asevera que Lamborghini inaugura con El fiord una poética opuesta al realismo y la concepción instrumental de la lite ratura, siendo Literal el soporte textual que la posiciona dentro del cam po cultural argentino: "[...] Literal repone la opacidad propia del lenguaje (su sobreabundancia) que el discurso realista intenta ocultar. Ese carácter no instrumental defendido por la revista supone una voluntad de expresar en las palabras la inadecuación entre literatura y realidad [...]" (Oubiña, 2008: 73).
La perspectiva crítica del lenguaje y la representación de la realidad (como poder) son temas literarios relevantes en los materiales estéticos de Lamborghini. La crítica ha sostenido que Lamborghini subvierte la lengua y los sistemas de representación mediante el uso del cuerpo como soporte que instala las tensiones políticas de poder. Todo orden institucional y po lítico (lingüístico) funciona mediante la coerción y violencia, expresada con la sodomía y un esquema de poder articulado en base al binomio activo/ pasivo. Así se pone en evidencia un aspecto primitivo e irracional de la po lítica y se fracturan los sistemas de representación racionales. Respecto a El fiord,Oubiña (2008) enuncia que su lengua política "[...] es su lenguaje de los cuerpos [...]. Las cópulas son alianzas ideológicas. Y viceversa. Todo debe entenderse en un doble sentido, a la vez político y sexual" (74).
Tadeys es coherente con la poética descrita, principalmente, con la estrategia narrativa que hace uso del cuerpo como soporte de las tensio nes políticas, materializadas con la sodomía. En la diégesis, una estrategia narrativa que fractura el orden patriarcal, entendido como construcción lingüística, es la confección de personajes que funcionan como flujo caó tico de deseos sexuales. Bajo esta lógica, el patriarcado carece de sustrato metafísico y verdad: es sólo un orden lingüístico autoritario, una forma de inventar lo real. En La Comarca la homosexualidad es prohibida, pero la norma es asiduamente transgredida por los cínicos personajes masculinos. Según Premat (2009) en la literatura de Lamborghini lo único real es el goce y las reglas culturales son mera virtualidad: "[...] hay una insistente proyección de valores, discursos, instituciones, tradiciones, cultura, hacia otro lado, hacia una cara oscura que sería la de la pulsión, única ley y motor de las acciones humanas [...]" (Premat, 2009: 141).
Bajo este lineamiento, Mikel Imaz (2005) plantea que "[...] el homoero-tismo permea toda la realidad social de La Comarca" (131), deconstruyén-dose el supuesto de verdad de la masculinidad. La institución patriarcal es transgredida por personajes permeados por un deseo homoerótico, moti vados sólo por los impulsos primarios; diluyéndose no sólo la ficción de la masculinidad patriarcal, sino también toda institución. Este patriarcado es enunciado genealógicamente, aunque en la ficción la estructura tempo ral es desordenada. Las discontinuidades sociales del país están signadas desde el origen por la sodomía como una forma de establecer relaciones je rárquicas de poder entre hombres en un mundo profundamente misógino.
El punto de emergencia de La Comarca es la Edad Media, pero el grueso del relato funciona con instituciones modernas (Montaldo, 2008, p. 265). Un personaje paradigmático que escenifica la tensión entre la ley (patriar cal) y el deseo, como estrategia narrativa, es el sacerdote Maker. En la Edad Media fue exiliado por hereje, ya que había traducido la Biblia a la lengua de La Comarca y el resultado fue un texto pornográfico. La autoridad ecle siástica, en su exilio, encontró en las zonas del norte de La Comarca una caverna habitada por unos singulares seres que denominó Tadeus, Tadeos o Tadeys. Con mirada de antropólogo, fue inquiriendo gradualmente en su complejo entramado de interacciones sociales y de poder. Producto de su tesón y arduas indagaciones pudo interpretar que eran una especie de simios sin pelos, que durante el día tenían relaciones sodomitas entre ma chos y, durante la noche, fornicaban con hembras sólo para conservar la especie. Quien detentaba el poder en aquella tribu era un viejo que tenía la mayor capacidad para ser sodomizado. El cínico sacerdote Maker constru ye lingüísticamente una idea negativa del tadey, a pesar de sodomizar con intensa delectación al Gran Tadey, líder de esta comunidad. La primera vez que Maker atisbó a un tadey, se fijó en sus nalgas con un sentimiento de culpa: "[...] Maker pensó en azotarse esa misma noche, en cuanto se que dara solo: eran perfectas las nalgas de Tadey, encendían el deseo, a cual quiera eran capaces de enloquecer (¡azote!), a personas más frígidas que él" (188). Este segmento narrativo expresa la artificialidad de la ley del orden simbólico patriarcal, pues siempre es transgredida por el deseo, impulso que desborda las normas culturales (Rodríguez, 2008, p. 176).
Otro personaje que expresa el cinismo de la ley patriarcal en la Edad Media es el militar Taxio Vomir, sodomita empedernido. Considerando que en La Comarca la homosexualidad es prohibida, escribe la Obra mag na e informa rigurosamente que el tadey es un animal mamífero sodomita. El militar es condenado a la hoguera por su blasfemia. Conjuntamente, los tadeys son excluidos de los registros lingüísticos (diccionarios). Paradóji camente, los descendientes de su familia, la dinastía Vomir, monopolizan la comercialización de la carne del tadey, cimentándose un país cuya rique za depende de esta. En La Comarca moderna, todos los hombres patriar cales desean sexualmente a los tadeys, animales de horrible rostro, pero de contorneadas nalgas.
Otro caso paradigmático que ilustra la dinámica descrita es la historia patriarcal del cabrero Kab, un hombre muy pobre y autoritario que emi gra del campo a la ciudad con su esposa e hija, ambas azotadas por querer desobedecer su palabra. Antes del periplo, el cabrero sodomiza a un niño de once años, un boyerito a quien no ama y usa como objeto de fruición sexual. Después de sufrir una violenta penetración y felación, el boyerito, atribulado, murmulla sobre los hombres que "Lo único que quieren es co ger, y luego abandonan a su suerte a la pobre desgraciada" (29). El niño, al representarse como mujer, construye la ilusión de la heterosexualidad. Además, la idea que construye del hombre y la mujer corresponde a los es tereotipos heterosexuales del "novelón radial" (29); injertos que se instalan en la subjetividad del personaje como modelos artificiales de lo real. En la novela es el bujarrón, el penetrador, quien tiene el poder sobre el pasivo (marica), desvelándose un deseo homoerótico que es disfrazado con "El rito de la heterosexualización de la relación sexual entre dos hombres y la consiguiente feminización de uno de los actantes" (Imaz, 2005, p. 137). Así, se oculta la homosexualidad (latente) bajo la máscara del patriarcado, construcción cultural cínica.
Otro ejemplo representativo del patriarcado como impostura, es el caso de Dam Vomir, alcalde de La Comarca, y Seer Tijuán10, primer secretario de la Asesoría Legal. Ambos personajes masculinos establecen un vínculo sexual oculto, pero están casados y tienen hijos, siendo la institución ma trimonial una máscara hueca con la cual se presentan en sociedad según lo amerite. El diálogo entre ambos sujetos -en un decadente restaurante-explicita la idea esbozada con cierta tensión y cinismo: "[…] Dam había co metido un error. Le contó que se había casado en Francia y que tenía - y no le importaban, como tampoco la madre - dos hijos, cuya edad ni siquiera recordaba" (131).
El diálogo desemboca violentamente: Dam abofetea con vehemencia a Seer por celos. Posteriormente, la víctima se embriaga en un tugurio astro so y busca servicio sexual masculino en un sitio baldío, trocando su nombre por Melita. El prostituto que lo penetra, nominado Bicho, le dice con ani madversión, posterior al acto, que lo deje solo, pues saldrá con una mujer que desconoce su menester: "[.] Mirá puto, una de dos, o te vas o te rompo la cara. A la vuelta de la esquina me espera una hembra que no sabe que ando en el negocio. ¿Qué querés, que te la presente?" (137). Sin lugar a du das, Bicho quiere encajar en el marco de la heterosexualidad para presumir masculinidad en su cita; Seer Tijuán procede de forma análoga al cambiar su nombre por Melita y comportarse como las románticas mujeres de los novelones radiales.
Tadeys conforma una poética que desestabiliza el patriarcado hete-ronormativo, puesto que deja en evidencia su virtualidad. La única mo tivación de los personajes son pulsiones que asiduamente lindan con un homoerotismo disimulado. El cabrero Kab, el sacerdote Maker, el militar Taxio Vomir, Seer Tijuán y Dam Vomir encarnan una máscara patriarcal, simulan una heterosexualidad en base a una ley simbólica que se diluye en el deseo. Es por ello que estos personajes son, principalmente, el desplie gue anárquico de impulsos primarios que desbordan todo marco cultural y desmontan las ficciones que se han erigido sobre lo masculino.
2. Centro de reclusión La Roca: el género femenino como construcción artificial
Otra estrategia narrativa que subvierte el patriarcado heteronormativo es la construcción del espacio simbólico de la cárcel-buque La Roca. Tadeys configura una poética que desestabiliza el patriarcado heteronormativo, pues desmantela la ficción de una heterosexualidad natural y narra la pre sencia de un cuerpo que en sí mismo nada significa, que es potencia de transformación y flujo de pulsiones11. Esta potencia de devenir la manipula el Estado para diseñar cuerpos heterosexuales ideales y disciplinados en La Roca12.
En La Roca, transatlántico alejado a unas cuantas millas del puerto de La Comarca, actúa el poder psiquiátrico con un experimento que pretende transformar el cuerpo del joven delictual en una dulce damita dispuesta al matrimonio. Este se denomina Minones, cuyo nombre oficial es "Método para dulcificar las costumbres de adolescentes violentos" (75). El penden ciero violento: "[...] era transformado en mujer, en una damita deliciosa, que era pedida en matrimonio a veces, o si decidía vivir sola o con su ama de llaves, no era infrecuente que hiciera correr sangre entre los hombres [...]" (75).
Aquel perímetro de disciplinamiento recibe incesantemente presos gracias a una estricta vigilancia de la policía, la cual efectúa razzias en los centros de entretención nocturna para así localizar los hombres iracundos, homosexuales y enemigos del Estado13. En la comisaría el forense Vich exa mina a los detenidos y "[...] si les encontraba síntomas pendencieros asocia les, luego de depilarles todo el cuerpo, eran alojados en el barco" (76). Este tipo de confinamiento y control del otro que se considera loco o molestoso para la sociedad fue analizado por Foucault en Historia de la locura en la época clásica (1967), basándose en la representación pictográfica y literaria de La nave de los locos14 que eclosiona en los últimos años del siglo XV.
Indudablemente en Tadeys el buque-cárcel, espacio ligado a un ima ginario histórico, posee la función de excluir socialmente a quien se con sidera un problema pero para disciplinarlo e integrarlo a la comunidad. En la ficción la perspectiva es disímil y abstrusa, aunque sí resemantiza un espacio históricamente asociado a la exclusión social. El buque-cárcel de la novela contiene rasgos que le confieren mayor complejidad y espe sor semántico, puesto que simboliza, además, un espacio que reproduce la mujer que encaja en el orden heteronormativo. Foucault señala respecto al confinamiento que "[...] ha sido desde el comienzo una "detención legal" encargada de un suplemento correctivo, o también, una empresa de modi ficación de los individuos que la privación de la libertad permite hacer fun cionar en el sistema legal" (Foucault, 2002: 235). Bajo esta mirada, la ley es la fuerza que crea los parámetros de un modelo de realidad arbitrario: en el caso de la novela, la producción masiva de cuerpos ideales en La Comarca.
Al final del capítulo I el narrador enuncia fragmentariamente el proce so/tratamiento que experimentan los reclusos. Este tratamiento se compo ne de dos etapas cabalmente supervisadas que quiebran el supuesto ficticio de una heteronormatividad natural.
En la primera etapa los convictos son sodomizados por bufas15 durante una semana sobre la inmensa cubierta del transatlántico. Aquella práctica de control es realizada a la luz del día, hacinados intencionalmente para que los penetradores intercambiaran al convicto, premiándose al pene trador incansable, apodado Búfalo Bill. En esta etapa del procedimiento, todos los sodomizados comparten colectivamente su situación de subordi nación. Las figuras institucionalizadas de control y poder crean la ilusión de que aquella situación es normal. Una vez culminada la sodomía, los re clusos reciben una salvaje golpiza y una amenazante amonestación: "[...] no te olvides, piba, desde hoy éste es tu culo rendido a un hombre, es tu único órgano sexual. Ya no es tuyo. Es tu Yo" (78).
A partir del segmento narrativo, se puede constatar una crítica al siste ma de reproducción heteronormativo, no atisbado como un orden natural, sino más bien como un constructo cultural mediado por instituciones que tienen el poder de disciplinar. A través del castigo y la violencia física se fuerza a los convictos a ser pasivos, ya que el doctor Ky crea un método de control denominado pescabufines, una sustancia sintética inoculada en el ano de los encarcelados que delataba si habían penetrado o no: "Cada me dia hora todos eran obligados a formar y mostrar su pene: el que la tenía moteada de pintitas blancas (sólo visibles con microscopio) era picanea do de inmediato en el recto, puesto que las manchas [...] lo denunciaban" (77). Quienes infringen las reglas -la homosexualidad es prohibida en La Roca- son torturados diez minutos con la picana eléctrica en la "Cámara Especial".
Resulta ubérrimo indicar que el doctor Ky, un psiquiatra, es quien par ticipa de la invención del proyecto Minones. Su campo del saber, la psi quiatría, es una disciplina que en sus inicios, cuando delimitó su objeto de estudio y devino científica, clasificó al homosexual como anormal16. En Tadeys el doctor Ky ejerce el poder de prohibir la homosexualidad dentro del transatlántico, desplegándose una alusión al discurso psiquiátrico que intentó naturalizar la heterosexualidad. Este discurso se configura como una construcción violenta y excluyente del sujeto homosexual, por ende no está disociado del poder. Sobre el sentido del discurso psiquiátrico como saber/experimento intrínsecamente ligado al poder, Giorgi (2008) señala que construye "[...] las posibilidades mismas de lo viviente [...]" (240-241). En la novela el diario de vida del doctor Ky -donde registra las prácticas correctivas- viene a confirmar la idea de que el orden heterosexual es una creación artificial-lingüística, por un lado; y por otro, describe las tecnolo gías correctivas de prácticas sexuales que desbordan el marco del modelo heterosexual, lo cual implica que el saber es indisociable del poder. En con secuencia, Tadeys despliega la imagen de una heteronormatividad virtual, naturalizada y legitimada por el saber científico.
La segunda parte del tratamiento consiste en la enseñanza de los mo dales y comportamientos femeninos, es decir, la construcción del género femenino. Para tal designio, el barco contaba con un equipo altamente ca lificado: "[...] putas de alto vuelo, famosos travestis, lesbianas activas [...]. Ky y Jones querían fabricar damas para todos los gustos, muñecas que no fallaban nunca, en ninguna circunstancia" (76).
En Tadeys se constituye una noción de género femenino como construc ción cultural mediada por un entorno coercitivo. La voz narrativa ahonda esta idea cuando enuncia mordazmente que "[...] las celdas se transfor man en coquetos camerinos" (87), y respecto a la vestimenta masculina, "[...] era sustituida por hermosos y refinados vestidos de mujer, sin olvidar los elementos de maquillaje" (88). Además, el buque cuenta con todo un equipo para reforzar el género femenino en el tratamiento: "[...] nubes de peluqueros, manicuras, masajistas, especialistas en belleza, dietólogos y [...] bufas, todos a su disposición" (89). Las futuras damitas se atribuyen, también, un período de tiempo de siete días, denominado "Gorjeo carnal y espiritual", en que pueden escoger a quien las posea sexualmente. En ese contexto, entrenan sus capacidades de seducción femeniles con otros hom bres, no necesariamente los bufas.
Bajo esta dinámica, la fabricación de damitas mediante el tratamien to viene a ratificar que el género es una práctica encarnada, un conjunto determinado de acciones que se dan en un individuo con una frecuencia sostenida, de modo que nunca estaríamos denotando una esencia natural a priori sobre ser mujer17. Las damitas aprenden su rol mediante diversos factores externos institucionalizados, fomentando un vestuario específico, desear hombres y asumir roles relacionados con el cuidado del hogar y ma trimonio. En efecto, el transatlántico es un dispositivo que origina prácti cas de deseo y roles de género orientadas a la creación del mundo virtual de la heteronormatividad como estrategia de control político.
Aquella mujer originada en la cárcel-buque no es natural ni tiene esencia, sólo es una invención de la cultura masculina falocéntrica, simbolizada en las figuras perversas del doctor Ky y Jones Hien. Estos desquiciados perso najes representan la ideología patriarcal. Así, "[...] la genealogía masculina es una institución específicamente cultural y que se constituye como un or den simbólico estructurado en base al Nombre del Padre, que funciona como pivote del sistema" (Amorós, 1991: 67). La cárcel La Roca funciona como una metáfora que expresa la reproducción performativa del sistema heteronor-mativo, es decir, una sociedad con mujeres profundamente sumisas.
En conclusión, la novela póstuma de Lamborghini constituye una poé tica desestabilizadora del patriarcado heteronormativo. Las estrategias narrativas que constituyen una poética específica -construcción de perso najes motivados por pulsiones e integración de un espacio simbólico (La Roca) que deconstruye el género femenino- dan cuenta de que el cuerpo está despojado de un sentido trascendental, es potencia de devenir -flu jo de pulsiones- y producto de los mecanismos de disciplinamiento de La Comarca, los cuales diseñan cuerpos ideales para el Estado. La Comarca fabrica roles de género y los sostiene sin un proceso democrático, sino más bien por la obligatoriedad a la performatividad, por un lado; y, por otro lado, por la obediencia a la ley. En Tadeys, por lo tanto, se deconstruye la naturalidad de la matriz heterosexual, quedando en evidencia que la cons trucción cultural del género se ha mantenido a través de mecanismos ho-mogeneizantes. En la novela hay una crítica a los modos de representación del cuerpo -ceñidos al patriarcado heteronormativo-, ligados al poder e invención arbitraria de lo real. Premat (2009) afirma que la literatura cíni ca de Lamborghini, al igual que el modelo de saber lacaniano, "[...] deja de tener visos de verdad o de recurrir a una voluntad de verdad socialmente codificada, para dejar ver las fallas, las dudas, la incertidumbre" (160). Paradójicamente la traducción de Tadeys al lenguaje de la teoría transforma la incertidumbre en una verdad socialmente codificada. Esta ambivalencia es necesaria porque suscita nuevas lecturas sobre un material estético com plejo y reacio a ser descifrado.