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Acta literaria

versión On-line ISSN 0717-6848

Acta lit.  no.62 Concepción jul. 2021

http://dx.doi.org/10.29393/ac62-rpjv10006 

ARTÍCULOS

LA REPRESENTACIÓN PARADIGMÁTICA DE LA VÍCTIMA EN "CALIXTO GARMENDIA" DE CIRO ALEGRÍA

THE PARADIGMATIC REPRESENTATION OF THE VICTIM IN "CALIXTO GARMENDIA" BY CIRO ALEGRÍA

Jorge Valenzuela Garcés1 
http://orcid.org/0000-0001-8886-699X

1Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Perú. Cod. Scopus ID 56331443700 jvalenzuelag@unmsm.edu.pe

RESUMEN

Resumen: Se postula que el cuento "Calixto Garmendia" de Ciro Alegría presenta, de manera paradigmática, a la víctima, elemento que permite la visibilización de la injusticia según las propuestas de Alan Badiou. El análisis de la forma en que es procesada la injusticia por el protagonista del cuento, nos permite entender el sentido final del despojo de tierras de que es objeto en tanto esta desposesión se extiende a la pérdida de la posibilidad construir un espacio político capaz de transformar su propia vida y la de la comunidad. Nuestro estudio atiende, así, al modo en que se produce, en "Calixto Garmendia", la destrucción de la instancia política desde la cual solo es posible reclamar sus derechos. La injusticia, en su más nociva dimensión, sería la clausura de cualquier posibilidad de abandonar nuestra condición de víctimas. Empleamos como marco teórico las propuestas de Alan Badiou sobre la justicia.

Palabras clave: cuento peruano; "Calixto Garmendia"; Ciro Alegría; justicia; política

ABSTRACT

Abstract: It is postulated on this paper that the story "Calixto Garmendia" by Ciro Alegría presents the victim, an element that allows the visibility of injustice according to the proposals of Alan Badiou. The analysis of the way in which injustice is processed and assumed by the protagonist of the story, allows us to understand the final meaning of the dispossession of land that is the object, as this dispossession extends to the loss of the word and the renunciation of building a political space capable of transforming one's own life and that of the community. Our study thus addresses the way in which, in "Calixto Garmendia", the destruction of the political space from which it is only possible to claim our rights occurs. Injustice, in its most harmful dimension, would be the closure of any possibility of abandoning our condition as victims.

Keywords: Peruvian short story; Calixto Garmendia; Ciro Alegría; Justice; Politics

Introducción

Uno de los temas centrales de la narrativa de Ciro Alegría1 es la injusticia. Su novela más conocida, El mundo es ancho y ajeno, atiende, de manera especial, a la forma en que se administra abusivamente el poder contra las comunidades indígenas en el Perú y al modo en que sus miembros son convertidos en víctimas debido a la violencia con que se busca despojarlos de su identidad política. Desde la perspectiva indigenista, sus uni versos polarizados constituyen grandes epopeyas sociales en las que queda patente la resistencia de las clases más resistentes a instaurar la democracia y la modernización en ámbitos alejados del desarrollo de las ciudades.

Su cuento, "Calixto Garmendia", publicado por primera vez en París, en 1954, responde al mismo esquema solo que ya no estamos en el ámbito de la comunidad andina, sino en el universo de los propietarios de la pequeña clase media de provincia.

Los estudios sobre el cuento "Calixto Garmendia" son diversos. Mencionemos, entre otros, los interesantes aportes de Ricardo Silva Santisteban (2008). Este trabajo privilegia la perspectiva justicialista en el análisis de los acontecimientos narrados y en la actuación del protagonista; el artículo de Juan Carlos Ubilluz (2017) implementa una perspectiva psicoanalítica interesada en analizar el modo en que el cuento sostiene "el deseo de justicia ante la arbitrariedad y la injusticia campeantes" (143); el aporte de Guillermo Raffo Ramos (2017) explora comparativamente, en personajes como Paco Yunque y Calixto Garmendia, los procesos de degradación del sujeto. Es interesante el modo en que es descrita la condición marginal de los personajes y el sometimiento que, en ambos casos, conforma su identidad.

Por nuestra parte, nos limitamos a describir en "Calixto Garmendia" el proceso que constituye, de manera inevitable, a la víctima, a partir de las ideas de Alan Badiou (2004), a pesar del anhelo de justicia que anima al personaje hasta el final de su vida. Encontramos, en efecto, en su performance, y en el momento en que esta se da, un primer estadio en la evolución de la lucha social (generado en el universo de los propietarios de la naciente clase media en el mundo andino) que lo conduce a él y a su comunidad a ser despojados de su capacidad de agenciar políticamente sus destinos. Este primer momento revela, aún, las formas de control social sobre el sujeto fundado en la más violenta arbitrariedad. El cuento presenta, así, una sociedad de víctimas despojadas de la posibilidad de organizarse y de consolidar la justicia en un presente permanente, y no en un acto de reparación imposible. En esa dirección, consideramos que, por carecer de organización y respaldo, la lucha de Calixto se presenta como condenada al fracaso.

En lo que sigue, realizamos la aproximación a texto privilegiando el modo en que se constituye la víctima a partir de las ideas de Badiou.

1. Marco teórico: Badiou sobre la idea de justicia

Siguiendo las ideas de Alan Badiou planteadas en su texto La idea de justicia (2004) podemos hacernos, con él, algunas preguntas: ¿La justicia es solo la negación de la injusticia? ¿Podemos construirnos una idea de justicia, únicamente, a partir del terrible espectáculo de las víctimas? Para el filósofo francés, la concepción negativa de la justicia es criticable y por ello limitada. No solo se trata de reconocer que la justicia es la negación de la injusticia. Para él, la justicia es la instauración de un espacio de intercambio en el que de manera permanente se ejerza la actividad y la lucha política. Ser justos es estar en estado de justicia, e inevitablemente pasa por ser políticos. Pero no solo eso. Para Badiou la justicia es estar organizados, es transformar la vivencia de las víctimas en afirmación política. Es "pasar del estado de víctima al estado de alguien que está de pie" (2004).

Por ello, para Badiou, la función de la justicia no debería quedar circunscrita a la redención de las víctimas. Un estado pleno de justicia se realizaría solo si los miembros de una sociedad son capaces, en el presente, de alentar la actividad pública y la lucha política, si son capaces de dinamizar los mecanismos y las prácticas relacionadas con la configuración del individuo político y su participación en la vida social. En ese sentido, la justicia es un presente en permanente transformación: "La justicia no es un programa a seguir, no es un estado de cosas inmóvil. La justicia es una transformación, digamos que es el presente colectivo de una transformación subjetiva". (2004).

Desde este punto de vista, para Badiou "la justicia está siempre en el presente". La define, de hecho, como un presente activo que se puede perder y que hay que mantener con disciplina. Por ello concluye que "la justicia es el nombre de la capacidad de los cuerpos para portar una idea" (2004).

Como hecho social, para Badiou, la justicia es la afirmación de la humanidad e igualdad de los hombres. La afirmación de ambos aspectos, por ello, politiza la idea que tenemos de justicia y la distingue del hecho de reivindicar a la víctima, para extenderse al plano de la agencia de la justicia en la vida de su comunidad.

Para Badiou hay justicia cuando se pasa de la condición de víctima a la condición de alguien que está siempre de pie, en permanente lucha; es más, podría sostenerse que se vive un "estado de justicia" cuando se previene y evita la aparición de la víctima, cuando las condiciones del intercambio social impiden que se llegue a su reparación. De allí su carácter preventivo. Ser justos no supone, sino en última instancia, reparar el daño ocasionado a la víctima.

Mantener ese estado de justicia, es decir, de mantenimiento equilibrado de los derechos que nos asisten y su agencia, convierte al sujeto en un sujeto político. Badiou dice que la búsqueda de la justicia politiza la experiencia de los seres humanos. Y, por el contrario, la injusticia fomenta la despolitización de la experiencia e instala en la sociedad la imposición sin diálogo; es decir, crea la víctima. De este modo, la injustica busca el silencio, el desmantelamiento de la palabra, de la protesta, de la lucha.

No es posible imaginar a la justicia sin un permanente ejercicio político. Todo anhelo de justicia se pierde cuando se despoja al sujeto de su capacidad de agenciar y defender sus derechos ciudadanos y los derechos de los otros. La injusticia se hace patente cuando se extingue el intercambio, cuando no hay trato, y mucho menos trato igualitario, cuando no hay reciprocidad, compensación; cuando se discrimina.

Badiou nos permite entender a la víctima como aquel que se desvincula de lo político o es desvinculado de la esfera de lo político a través de un acto violento. Se es víctima, por lo tanto, cuando nuestra experiencia cotidiana se vacía de lo político. Hay justicia cuando no hay víctimas, pero esa es la concepción tradicional de la justicia. En realidad, hay justicia cuando somos capaces de portar en el presente de nuestras vidas la idea de la lucha.

2. El narrador político en "Calixto Garmendia"

El cuento se inicia cuando Remigio Garmendia, hijo de Calixto, empieza a contar la historia de su padre a Anselmo2. Se la cuenta porque el recuerdo de su padre es constante y considera importante que su memoria se prolongue en los demás. La intención del hijo es, desde el inicio, otorgarle una perspectiva política a esa historia al convertirla en un acto, en una intervención en el presente. Lo dice en estos términos: "La vida corta o larga, no es de uno solamente" (1978: 7). La intención evidente del narrador es la de otorgarle un valor a cualquier vida, solo si esta (como la de Calixto Garmendia) reconoce la importancia de la vida de los demás y si esa vida se vive en comunidad. Este principio organizará el relato, orientará sus intereses ideológicos y evidenciará la dimensión colectiva de la performance vital de Calixto, condicionada por su lucha contra el abuso del poder.

La intención, además, es educativa. Remigio Garmendia cuenta desde la necesidad de que Anselmo realice un aprendizaje político con el ejemplo de Calixto. Las motivaciones son también personales. A Remigio se le "agolpa" la vida, es decir, siente que la vida de su padre ha colonizado su mente al punto que siente como un imperativo el hecho de contarla. Es, por estas razones, una narración de urgencia, testimonial, que, desde la instancia personal, busca proyectar un símbolo que haga sensible la indignación; que haga sensible, en la figura de Calixto Garmendia, la importancia de la acción política.

A este primer interés del narrador podemos sumar el interés de construir el retrato de Calixto Garmendia a partir de una mirada naturalista cargada de valores positivos. Calixto Garmendia concentra en sus rasgos físicos ciertas características materiales que pueden filiarse con el héroe: el narrador nos habla de los "ojos diáfanos" de su padre, de su "rudo timbre de emoción", de sus "manos encallecidas", de su "voz que se le fraguaba hondo". Asociados a valores como la franqueza, la honestidad, el trabajo y el respeto, Remigio construye la imagen del héroe popular insumiso que "no agachaba la cabeza ante nadie" o que no tiene miedo a nada, pero que sufrirá los embates del poder ejercido por los que, indistintamente, son considerados como mandones. En efecto, este grupo de autoridades son percibidas por este narrador a partir de sus prácticas antidemocráticas y no por sus cualidades. Es decir, no son percibidos como individuos con rasgos humanos, sino como sujetos "acostumbrados a que les tengan miedo o se les deba algo". Para el narrador, son la proyección del puro ejercicio de su poder, son solo una proyección de ese poder que tiene como objetivo "partirlo (a Calixto) en la primera ocasión" (1978: 8).

3. La constitución de la víctima en "Calixto Garmendia" de Ciro Alegría.

En el análisis propuesto por Badiou sobre la constitución de la víctima, lo primero es determinar la situación conflictiva y trazar las líneas de fuerza que han propiciado, políticamente, que un individuo o una comunidad se convierta en víctima. La idea de la existencia de la víctima supone, según Badiou, "una visión política de la situación, es decir, es desde el interior de una situación política que se decide quien es verdaderamente víctima" (2004). En segundo término, se procede a la determinación de la queja presentada por la víctima, es decir, la queja como aquello que se constituye en una amenaza a la identidad política del individuo y apunta a su despolitización, es decir, a despojarlo de su derecho a la justicia. Sin queja no hay víctima. El tercer momento implica la identificación de un cuerpo sufriente, es decir, se debe observar a la injustica como el espectáculo de personas sometidas a despojos, suplicios, torturas, abusos, vejaciones, marginación o explotación, etc.; es el momento del cuerpo empujado a los límites de la animalidad. En último término, debemos observar cómo se ha constituido el esclavo, es decir, el sujeto despojado de derechos. Aquí se debe advertir a la víctima como el individuo que nunca es reparado y ha perdido su condición de sujeto político.

3.1. La situación: el contexto conflictivo en "Calixto Garmendia"

La situación política del pueblo en el que vive Calixto Garmendia es descrita a partir de la ausencia de atención educativa y un extremado abuso de poder de las autoridades. En efecto, en el pueblecito de los Andes referido, solo se imparte educación hasta el segundo de primaria y muchos campesinos ni siquiera llegan a escolarizarse. Este solo hecho configura a una comunidad constituida por potenciales víctimas, en tanto, por ignorancia, y falta de formación cívica, se encuentran despojados de la posibilidad de reclamar sus derechos más elementales.

En ese contexto, Calixto es descrito como un analfabeto empoderado. Es propietario, posee tierras del cultivo, es carpintero e inspira confianza en la gente del pueblo. Su existencia está orientada al servicio de los otros: su proyecto es evitar que indios, cholos y blancos pobres lleguen a ser víctimas, en tanto puedan tener la posibilidad de reclamar sus derechos a través de él. Hasta un momento determinado, sin Calixto serían víctimas del alcalde, del subprefecto, del juez y demás autoridades del pueblo. Calixto es configurado como un agente políticamente activo, es, de hecho, quien reclama y sale "a la cabeza de la gente" y hace viva la experiencia de alcanzar la justicia.

Calixto es, además, quien porta el discurso de la necesidad de oponerse al poder y construye un horizonte utópico al avizorar un país grande, pero solo a condición de ser justo. Es, por ello, quien resiste las constantes agresiones y lucha, con el poder de sus palabras, contra los que mantienen a las víctimas en su condición de tales. Sensible al daño que sufren los campesinos de la comunidad e indignado frente al aprovechamiento que las autoridades hacen de quienes no tienen conocimientos ni están organizados para defenderse, Calixto asumirá un papel protagónico en su pueblo.

3.2. El conflicto, la queja

En ese contexto conflictivo, se produce una epidemia de tifo. Mueren muchos campesinos. La mortandad aumenta y en esas circunstancias el cementerio ya no puede recibir más cadáveres. Entonces, la "solución" que toman las autoridades, sin diálogo de por medio, es expropiar el terreno de Calixto Garmendia que colinda con el cementerio porque está cercado. La idea es usarlo como panteón para enterrar a los del pueblo como a los muertos que vengan del campo. La queja no se hace esperar. Calixto protesta por el despojo que, sin embargo, lo confronta con un dilema: ser solidario con los muertos del pueblo o reclamar por sus propios intereses. Sin embargo, Calixto lee esa expropiación como un abuso de autoridad y no se equivoca. Poco a poco va descubriendo que, detrás de esa falsa preocupación de las autoridades por los muertos, se encuentra la intención de burlarse de él y nunca pagarle por su terreno.

Lo cierto es que el hecho de sentirse despojado de un derecho va generando en Calixto un profundo resentimiento y el deseo de venganza. Según Badiou, va perdiendo, por el aislamiento que se constituye en la base de su condición de víctima, la dimensión política de su propia identidad. El poder busca que Calixto se doblegue, que deje de estar de pie, que deje de lu char. Quiere que la rabia y la indignación lo ganen, que su agencia política se ahogue en la desesperanza, que se rinda, que se doblegue. Quiere que su odio termine despolitizándolo, arrinconándolo en el permanente reclamo de sus intereses individuales, al margen de los intereses de la comunidad. El aislamiento a que es sometido Calixto Garmendia es la estrategia del poder para despolitizar al ciudadano común. Las consecuencias de ese aislamiento se ajustan a lo que prevén y desean las autoridades: Calixto empieza a quebrarse, a enfermarse moralmente, a desear la muerte del prójimo, a morir interiormente. Este envenenamiento de la buena fe de Calixto cumple con su objetivo: desactiva la voluntad de justicia, lo arranca del presente y lo instala en el pasado, en el recuerdo del agravio. De allí para adelante, Calixto le cede el paso al rencor. Citemos: "Un día, después de discutir con el alcalde, mi viejo se puso a afilar una cuchilla y, para ir a lo seguro, también un formón. Mi madre algo le vería en la cara y se le prendió del cogote y le lloró diciéndole que nada sacaba con ir a la cárcel y dejarnos a nosotros más desamparados. Mi padre se contuvo como quebrándose" (1978: 9).

Esperanzado en recibir justicia, se decide a escribir al diputado de la provincia, al senador del departamento y al mismo Presidente de la República sin obtener respuesta alguna. Incluso, apela a la prensa sin obtener resultados. En este momento del relato queda claro que el agotamiento de las vías legales y el silencio de las autoridades apuntan, también, a constituir a Calixto como una víctima. El derecho a ser escuchado y considerado se ha extinguido totalmente. Su existencia política ha terminado.

La espera sin respuesta se convierte, de este modo, en una manera de ausentarlo del mundo, de volverlo ajeno a sí mismo y a los demás. Nos referimos, desde luego, a la ausencia de esperanza que va colonizando la conciencia de Calixto Garmendia y va volcándolo en el odio: "Es triste tener que hablar así -dijo una vez-, pero no me darían tiempo de matar a todos los que debía" (1978: 11).

Para cerrar toda posibilidad de que Calixto pueda acceder a la justicia, el despojo legal de su propiedad termina por consumarse. A esto se suma su apresamiento, después de un intento vano de recuperar, para la siembra, parte de su terreno.

Cancelada toda posibilidad de acceder a la justicia y despojado de sus derechos, Calixto ha perdido la batalla legal. "A los seis o siete años del despojo, mi padre se cansó hasta de cobrar" (1978: 11).

3.3. El espectáculo del sufrimiento

Las primeras referencias al deterioro final de Calixto lo presentan como un hombre envejecido por sus luchas infructuosas en pos de justicia. Su envejecimiento es la prueba de la somatización del abuso, del desgaste emocional. El narrador percibe el dolor moral que causa la indignación y las marcas que va dejando en Calixto.

A la pérdida de la batalla legal, antes referida, hay que sumar una más importante y dolorosa: Calixto se ha quedado solo. El espectáculo de la soledad, que implica la pérdida del vínculo social, contribuye a la pérdida de su identidad política. "Y cayó también en la cuenta de que, viéndolo pobre y solo, sin influencias ni nada, no le harían caso" (1978: 11). Arrasados sus derechos, Calixto ha perdido la autoestima. Esto se confirma cuando advertimos que Calixto se percibe a sí mismo como alguien que ha perdido algo valioso, cuando se percibe como un medio vivo. Esto se patentiza cuando advierte que una parte de sí se encuentra enterrada en el ahora panteón municipal: "Algo mío han enterrado allí también" (1978: 11).

El hecho de no haber logrado la justicia para sí, constituye la contradicción que debilita a Calixto y lo presenta, ante sí mismo y ante los otros, como un fracasado. Vuelto a su desempeño como carpintero solo le queda alegrarse cuando muere uno de los "mandones" del pueblo. Es el momento en que empezamos a notar las huellas del envilecimiento que el poder ha dejado en Calixto: "Se alegraba de tener trabajo y también de ver ir al hoyo a uno de la pandilla que lo despojó. ¿A qué hombre tratado así no se le daña el corazón?" (1978: 12).

En la constitución de Calixto como víctima, es importante destacar el hecho de que la práctica del trabajo llegue a perder su sentido dignificante. Calixto deja de experimentar el placer de trabajar, pierde el esmero y la dedicación, y trabaja sin mucha fe y a disgusto. Es, desde nuestro punto de vista, una forma de morir o de renunciar a darle un significado a la vida a partir del propio esfuerzo. Es abandonarse a la indiferencia.

Cuando fallece otra autoridad del pueblo, vuelve a experimentar una alegría malsana. En este punto consideramos que Calixto ya se encuentra fuera de sí. El narrador, hijo de Calixto, llega a decir de su padre: "Me disgustaba que en esa vida estuviera mezclada tanto la muerte" (1978: 14).

Es interesante notar que el influjo del poder administrado perversamente contra él consolida en Calixto una mirada también perversa. En el cuento, de manera progresiva, se va generando en él un comportamiento no exento de cierto deterioro mental. La risa desquiciada (descrita como horrible) lo acerca a lo animal y no llega a serlo totalmente si no gracias a los intervalos que evidencian aún su ligazón con lo humano. De otro lado, su actitud infantil es la prueba de que Calixto se encuentra fuera de sí al generar situaciones ridículas caracterizadas por la cobardía: tira piedras a los tejados y huye pensando que con esas agresiones consigue hacerles daño a sus adversarios. Le basta "darse el gusto de pensar" de que las cosas eran como las imaginaba y no como eran realmente, dice Remigio. Es decir, Calixto se encuentra en un nivel de realidad ajeno al real-objetivo.

Un momento culminante en el deterioro moral que afecta a Calixto se da cuando muere el alcalde y, al momento de construir el féretro, observa la cara del fallecido: "Había que verle la cara a mi padre contemplando al muerto. El parecía la muerte" (1978: 15). Esta homologación del muerto y Calixto, desde el punto de mira del hijo, hace evidente el carácter indiscernible de ambos, la identidad que supone el haberse convertido exactamente en su adversario. Ha llegado el momento en que Calixto se ha compenetrado tanto con la muerte que es posible advertir, en él, el dolor y el sufrimiento que le son consustanciales. Él mismo se ha convertido en el sufrimiento. Su hijo dice: "Su vida era odiar y pensar en la muerte" (1978: 15).

3.4. La víctima despojada de derechos

La imagen final de Calixto como un hombre "derrumbado" completa el circuito perverso de la injusticia que lo envuelve y aniquila. Ha desaparecido la posibilidad de concebir a la justicia como un presente. Ha devenido víctima en la medida en que se han visto afectados los sentimientos que lo hacían libre. Citemos: "Antes de que lo despojaran, su vida era amar a su mujer y su hijo, servir a sus amigos y defender a quien lo necesitara. Quería a su patria. A fuerza de injusticia y desamparo, lo habían derrumbado" (1978: 16). De este modo, ganado por el odio, Calixto deja de atender, como debiera, el amor por su familia, se aparta del cultivo de la amistad y, por ende, de la fraternidad. Lo peor de todo es que pierde el interés por servir a los otros de forma solidaria. Cerrada totalmente la posibilidad de recibir la indemnización prometida, Calixto es acusado de desacato cuando su disconformidad solo se reduce a un grito solitario. Es, pues, anulado, puesto al margen de la ley como ciudadano a partir de la criminalización de su protesta. Es encarcelado durante quince días para que su prisión sirva como escarmiento para todo el pueblo.

En este punto, es una víctima más en su comunidad cuando los demás, que legitimaban su preminente lugar social en la comunidad, dejan de reconocerlo como un intérprete de sus demandas de justicia. Ha cundido el miedo en el pueblo y nadie se acerca a él para que solucione sus reclamos porque Calixto tiene los suyos propios con las autoridades y no puede solucionarlos. El poder representado por las autoridades del pueblo ha inmovilizado la protesta social y ha reducido a Calixto Garmendia a su mínima expresión como portavoz de su comunidad. De este modo, se experimenta la despolitización de la experiencia cotidiana en los miembros de la comunidad y se instala la imposición sin diálogo. Sin embargo, Calixto nunca pierde el anhelo de justicia. "¡La justicia no es limosna! ¡Pido justicia!", clama al final del cuento.

La muerte de Calixto, con que se cierra el cuento, clausura toda posibilidad de despojarlo de la condición de víctima. De hecho, ni siquiera es sujeto de reparación. Solo la recuperación de la memoria de Calixto, gracias al hijo, se constituye en el medio por el cual su experiencia de lucha vuelve a instalarse en el presente para activar la continuidad de la lucha.

Referencias bibliográficas

Alegría, Ciro (1978). "Calixto Garmendia" en La ofrenda de piedra. Narraciones andinas. Lima, ediciones Varona, 7-16. [ Links ]

Badiou, Alan (2004). La idea de justicia. Conferencia pronunciada en el salón de actos de la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario. Traducción de Alejandro Moreire. Recuperado de https://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/La%20idea%20de%20justicia.pdfLinks ]

Raffo Ramos, Guillermo (2017). "La escritura de las relaciones de poder en "Paco Yunque" de César Vallejo y "Calixto Garmendia" de Ciro Alegría". Un mundo ancho pero ajeno: 50 años de la desaparición de Ciro Alegría, Lima, Editorial Cátedra Vallejo, 251-263. [ Links ]

Silva Santisteban, Ricardo (2008). "La búsqueda de la justicia en "Calixto Garmendia" de Ciro Alegría" en Cinco asedios al cuento peruano. Lima: Fondo Editorial de la Universidad Ricardo Palma, 57-68. [ Links ]

Ubilluz, Juan Carlos (2017). "Ciro Alegría y la disciplina de la justicia". La venganza del indio. Ensayos de interpretación por lo real en la narrativa indigenista peruana. Lima: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

1La performance política de Ciro Alegría, sin embargo, fue polémica. Militó durante muchos años en el aprismo, de corte populista, en el periodo de la persecución política de sus seguidores. Luego, en 1963, ganó una diputación por el partido Acción Popular, organización política de derecha. En ese contexto, votó a favor de una ley que sancionaba con la pena de muerte a los guerrilleros de filiación radical de izquierda. Sus críticos lo acusaban de haberse aburguesado en el escaño que ganó en el Congreso de la República.

2Recordemos que Anselmo será un personaje en la novela Lázaro de Ciro Alegría. Esta novela, cuyo tema central es el sindicalismo, fue publicada póstumamente y confirma la persistencia del autor por tratar temas vinculados con la lucha social por los derechos de obreros y campesinos. En el cuento la identidad de Anselmo no es referida, pero puede, razonablemente, sostenerse que el vínculo que lo une a Remigio y Calixto, sea familiar.

Recibido: 18 de Noviembre de 2020; Aprobado: 10 de Mayo de 2021

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