Desde finales del siglo XX, en sus últimas décadas, la poesía mapuche1 ha sufrido un alza, o mejor dicho aún, un punto de emergencia. Sus obras han provenido desde poetas como Leonel Lienlaf Lienlaf, César Millahueique, Graciela Huinao y Eliana Pulquillanca, todos ellos mapuches desde las periferias rurales y luego movilizados a los centros urbanos desde donde construyeron sus obras literarias.
Actualmente, Daniela Catrileo, mapuche y profesora de filosofía, residente en la ciudad de Santiago de Chile, comprende una de las -jóvenes- poetas más recientes e incipientes2 desde aquel pueblo indígena, generando publicaciones literarias (de baja circulación) desde el año 2007 hasta la actualidad. Sin embargo, es desde el año 2013, con su publicación Río Herido3, aquél momento en que empieza a generar su reconocimiento, para luego, el 2016, pasar a cargo de la editorial chileno-italiana Edicola Ediciones, produciendo, hasta el 2018, su tercera reimpresión.
Hoy en día, los mapuches urbanos comprenden uno de los fenómenos migratorios más importantes, asociados a las migraciones indígenas desde las periferias rurales hacia las ciudades en América Latina (Stavenhagen, 1992). La cultura "mapuche-warriache", como se les ha denominado desde la etnología (Aravena, 2001), o simplemente la cultura mapuche urbana, confiere actualmente gran parte de la población mapuche actual. Esta no ha estado anexa de tensiones de identidad en la mantención de su cultura, debido al choque con la cultura dominante que ha estado marcada por la violencia y la discriminación (Aravena, Grandón, Sáez y Zañartu, 2017), siendo aquel contexto desde donde ha emergido el arte literario de Catrileo.
Desde Bourdieu (1989), los escritores y sus prácticas artísticas son el resultado de la relación -en parte- de sus posiciones sociales. La singularidad del creador y el proyecto literario son a su vez un entramado de elementos irreductibles e inseparables. En consecuencia, las propias tensiones identitarias vividas desde los centros urbanos conforman parte in negable del resultado creativo literario. Se conforma una reciente y nuevo tipo de poética emergente desde la ciudad y, mayormente aún, desde el ser mapuche y el ser mujer4 desde siempre en la urbe5, hecho que no puede ser dejado de lado desde las perspectivas feministas decoloniales, principalmente las de Ochy Curiel (2009, 2014) y Francesca Gargallo (2014).
La obra de Catrileo, Río Herido, ha logrado posicionarse de manera exitosa, más allá de la calidad artística y literaria, en un contexto de cultura de masas, medios y redes propias de una cultura globalizada (Rodríguez y Santana, 2007), donde la inmediatez comunicativa está presente, y se per-mean en la colectividad y virtualidad discursiva de manera híbrida; donde la internet, su capacidad de circular información, masificación, y el consumo literario han conformado un orden tal, que la velocidad y el abanico discursivo está sumergido en la contemporaneidad.
La producción y el surgimiento de la(s) obra(s) de este tipo de autores, como Catrileo -siguiendo a Facuse (2010)-, conlleva un vínculo entre la mediatización y la adquisición de sentido con la materialidad de la obra poética por parte de los espectadores, mucho más allá de su juzgamiento estético literario. Además, aquello es mezclado con los comentarios públicos realizados por parte de Catrileo en diversos medios de comunicación6 con temas de contingencia nacional, como son las ideas feministas, temáticas de género y educación, tópicos relacionados al contexto de la ley N° 18.3147 y la violencia policial hacia el pueblo indígena.
La obra de arte creada por Catrileo ha sido principalmente un producto del artista que conlleva sus propias motivaciones (Bourdieu, 2002, 2010). Por ende, la obra de arte poética comprende un discurso, un entramado poético que dialoga entre lo estético y las subjetividades del emisor (y sus manifiestos). Por tanto, Río Herido como obra de arte se enmarca también como un hecho social (Latour, 1994). Su poética está en la indisoluble separación entre los hechos sociales, el funcionamiento artístico literario y todos sus actores, y cómo estos interactúan de manera discursiva en su poesía (Heinich, 2001).
Este tipo de manifestaciones literarias comprende un riquísimo aporte a la visión del mundo en los estudios literarios y etnológicos, debido a que los mapuches históricamente han privilegiado de manera predominante el desarrollo de la cultura verbal (Carrasco, 1990), pero más aún confiere entender la poética desde la urbanidad y de los puntos urbanos capitales, como son las grandes metrópolis. Por lo demás, no es un hecho desde lo novedoso que la mayor parte de los mapuches asentados en las ciudades no tiene competencias considerables del mapudungún (Lagos 2012), teniendo en cuenta que Río Herido es una obra monolingüe desde el español.
La literatura de Daniela Catrileo confiere una visión política reflejada en su creación, el exilio de la historia en el poema, donde se refleja la memoria y el "río herido" de un pueblo; el río como la vida propia de los sujetos; él y lo que viaja, lo que se mueve desde la memoria, pero herido por la historia y las discursividades dominantes; el fluir de las aguas del río que es el constructor de identidad, que se reconfigura en el espacio de la ciudad, desde los antiguos refugios, los antepasados y la imposibilidad de marcar con letra su historia. Así, el poema Caminé en su funeral de Espigas, hace presente la dualidad propia de ser mapuche en las ciudades: "llevar la cuenta de ancestros / por orden santo / no es recomendable en la juventud.// [...] Sentir el gemido viajero de mi cordura / crecer a la fuerza / hasta dominar la ciudad" (Catrileo, 2018: 53). En aquel contexto, es claro que, desde la poética, "Catrileo se sitúa desde la periferia para reconstruir un tramado vital que aúna aspectos que tienen que ver con lo mapuche, con el feminismo y la ciudad"8 (Legrand, 2017: 7).
Las obras como Río Herido comprenden una forma para entender a los movimientos políticos mapuches, indígenas, e individuos que se apropian en los discursos artísticos que se consumen, y que además permiten el entendimiento de una visión de la contemporaneidad -con la propia percepción desde la urbanidad indígena-, la etnicidad y las relaciones étnicas reflejadas en la poética, donde emergen las imposibilidades a manera de "heridas" antes de las propias "palabras". Mismamente el poema y su discurso se manifiesta como interrogante desde la experiencia social: "¿Cómo escribir un nombre / que nació herido, / antes de ser escrito / antes del origen / de la letra?" (Catrileo, 2018: 15). Así, la literatura es contextual, es un hecho cultural, obedece a la cultura que la crea y que refleja, enmarcada en el discurso de sus autores, en un juego que permite entender la experiencia cultural y artística, en este caso, desde la etnicidad. Es por eso que la importancia de este tipo de obras radica en su contenido literario como discurso9, más allá del juicio de su estética poética.
Uno de sus poemas publicados, ya en el mismo libro, recoge las percepciones urbanas de las violencias indígenas localizadas en las periferias rurales. Frente al Enemigo, recoge no sólo la visión propia de los hechos de las violencias contemporáneas, sino que además la transforma en un enunciado que también es político: "Escucho el ritmo de las olas / en su espalda / saltamos un par de veces / para no mojar el espacio / de rocas para no llenar el blanco / de días / que se ahogan por el fuego. // Nunca dijo que corriéramos / para salvarnos. // Nuestro rostro de frente / ante balas. / Nuestros rugidos de frente ante máquinas // Nunca fueron olas" (Catrileo, 2018: 65). Por otro lado, se muestran las heridas de la contemporaneidad, la herida propia de los indígenas que componen la etnia, en un devenir donde se les ha despojado de la sociedad, donde "los muertos no son la historia" (Catrileo, 2018: 22), sino que son los sujetos "sin lengua", los otros, que viven día a día las prácticas marginalizantes y neocolonizantes de la estructura cultural dominante, los excluidos, a los que Catrileo reclama en la interrogante: "¿De qué sirve / escribirte, si desapareces / en la hoja / en el cauce?" (2018: 22). El poema surge como manifestación al intento del habla, para que los desplazados y sin lengua se unan a la posibilidad y al acontecimiento que es el poema mismo, con un cuestionamiento directo a los espacios urbanos desde la lengua y la memoria (Legrand, 2017), pero más aún confiere al poema como el manifiesto de las subordinaciones que se viven imbricadas donde los contextos de dominación se viven construidos históricamente (Curiel, 2014).
A fin que, Río Herido no se transforma en la actualidad en el estandarte de la estética de la poética mapuche, sino en un discurso literario, político y cultural desde lo decolonial, que surge en el poema como vía de manifestación de parte de Daniela Catrileo: mujer y mapuche urbana, y que son apropiadas por sus consumidores que forman, ambos, parte de las llamadas desplazadas minorías, hechos que son puntos fundamentales y esenciales a considerar en los estudios literarios de la cultura mapuche-warriache, en una ayuda bidireccional con la etnología.